Por Joseph Mac Lean
Supe de la historia de Robert Howard Allen por medio de una revista antigua de la empresa Reader's Digest. Este joven cuando tenía 32 años de edad, se presentó en el Bethel College del condado McKenzie, en el estado de Tennessee (Estados Unidos). Nunca había asitido a la escuela, y había pasado la mayor parte de su vida en completo aislamiento, rodeado de parientes mayores, aunque su nivel cultural era superior incluso al de muchos de los profesores.
Sus padres se habían divorciado a poco de nacer él. Cuanco cumplió tres años, su madre lo dejó al cuidado de su padre, tres tías abuelas y un tío abuelo, todos conviviendo en la misma casa en un remoto bosque de Tennessee. Su tía Bevie Jones le enseñó a leer; su abuelo le enseñó a escribir; y el niño en compensación leía la versión del Rey Jacobo de las Sagradas Escrituras a su enceguecida tía Ida. Desde los siete años, Robert leyó centenares de libros, desde Donald Duck hasta Homero, pasando por James Joyce y Shakespeare. Hambriento por más, no perdía oportunidad de adquirir libros de remate, y para cuando llegó a la edad de 20 años, su colección alcanzaba la impresionante cifra de 2,000 volúmenes. "Los libros me brindaban enorme consuelo", dice él. "Ellos eran mi pasatiempo y mis compañeros de juego". Nunca montó en una bicicleta o vio una película.
Cuando rindió la prueba adecuada a los estudiantes de treinta años, él fácilmente la superó y obtuvo un diploma. En 1984, tres años después de iniciar su instrucción en Bethel, alcanzó un impresionante promedio de 3,92 sobre 4,0 posibles y se graduó suma cum lauden. Para cuando Robert cumplió 77 años, solía asistir, sin faltar, a todas las ceremonias de graduación de su escuela. Robert Howard Allen llegó a estudiar en la Universidad Vanderbilt y obtuvo una licenciatura en Inglés. Llegó, también, a ser habitual conferenciante en la Universidad Estatal Muray de Kentucky.
Creo que agregar algo a esta interesante e inspiradora historia es innecesario. Confío, que independientemente de la edad o de sus circunstancias pasadas, tome usted las riendas de su vida y alcance el nível cultural que se merece o desea. Es asunto de esfuerzo, en especial en la ardua tarea de leer.