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miércoles, 30 de septiembre de 2009

Por qué aman más a los perros que a los niños


Por Joseph Mac Lean

A menudo observo que muchas personas se abstienen de tener siquiera un hijo, claro está por el gran trabajo , la tremenda responsabilidad y el elevadísimo costo que eso conlleva. Entonces, me doy cuenta que no es que les falten sentimientos, sino que orientan sus energías a otra cosa, incluso a otro ser vivo, a menudo su perro. Privarse así de criar al menos un hijo, habrá, entonces, valido la pena. Y me pregunté: "¿Por qué aman más a un perro que a los niños?". He aquí algunas respuestas que obtuve:

  • "No tienes que demorarte 45 minutos en alistarlo, especialmente en invierno".
  • "Nunca mienten"
  • "No se oponen a hacer la siesta".
  • "No necesitas poner una línea telefónica extra ni pagar astronómicas sumas de dinero en facturas".
  • "Nunca piden un hermanito".
  • "Nunca les preocupa que el puré de papas hayan tocado las arvejitas".
  • "La escuela para perros es baratísima... la educación de un hijos supera los 30,ooo dolares... y eso".
  • "Son independientes para cuando cumplen los 12 meses... algunos hijos (ni hablar de las hijas) no se van nunca de la casa, aunque se hayan casado".
  • "Tu perro nunca se avergüenza de que cantes en público".
  • "Si tu perro es de mala entraña, sus genes no te causarán oprobio ni vergüenza".
  • "Jamás se avergüenzan si los acaricias en público".
  • "No se adueñan del televisor, la computadora, el reproductor de discos, ni del baño...".
  • "No hacen fiestas ruidosas".

Interesante, ¿verdad? Y sus razones tienen, pero me quedo, personalmente, con los hijos. No me puedo quejar de los dos hijos que tengo, aunque a veces me piden que me calle cuando se me ocurre cantar en medio de una muchedumbre, o hablo de cualquier cosa en voz bastante alta, o los quiero abrazar y besar delante de otros.

Me gustan los perros... pero los de otras personas; nunca he deseado tener uno enteramente a mi cargo, y recuerdo que una vez mi hija menor, cuando apenas llegaba a los dos años de edad me increpó: "Cuando me case, te vienes a vivir conmigo, pero en mí casa si voy a tener un perro, porque en tu casa tú no quieres...". Huelga decir que al día siguiente mi hija jugueteaba con una perrita entre sus brazos... el mensaje había sido claro y contundente y así lo entendí, porque no era "mi casa", sino "nuestra casa", y ella tenía sus derechos también, el cuál supimos respetar.

Si cree que su misión en la vida es atender a la población canina del mundo, bien por usted. Sin embargo, privarse de tener al menos un hijo, sin ningún motivo de fuerza mayor, lamento decirlo, pero es clara señal de horrendo egoísmo, a menos que usted dedique su vida a mejorar al resto de la raza humana de algún modo bastante importante y compensatorio. Hasta Dios, siendo completo y perfecto en sí mismo, decidió voluntariamente rodearse y compartir el don de la vida con otros seres inteligentes, y aquí estamos nosotros, hechos a 'su imagen y semejanza', aunque nuestro reflejo es imperfecto, por cierto.
Nada supera la feliz tarea de ser padre, sin importar los resultados, que no dependen enteramente de los progenitores. Algunos seres humanos son sencillamente "semillas de maldad", pero es difícil predecir quienes lo serán y quienes no. Sólo el tiempo saca a la luz las verdaderas intenciones del corazón. Los padres, los verdaderamente preocupados en interesados en su prole, harán todo lo posible por que esos hijos se controlen o adquieran los mecanismos que les permitan llevar una vida social aceptable y digna... una tarea abrumadora, pero digna de llevarse a cabo.
Así que, si está pensando casarse y nunca tener hijos, recapacite si es que tal decisión no obedece a alguna clara recomendación médica, un alto riesgo para su vida o porque sencillamente, por el momento, se siente incapacitado de algún modo para criarlo apropiadamente. Pero si piensa sólo en ahorrarse el dinero, el esfuerzo, los develos y la ardua labor, se lo digo sinceramente: creo que nada supera a esa bendita labor, y sentirá que su vida ha sido en vano al final. Ni ahorrará ese dinero, ni hará nada realmente provechoso con el tiempo y energías ahorrados.