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martes, 1 de septiembre de 2009

Diez reglas de oro para un matrimonio funcional.. si no feliz


Por: Joseph Mac Lean

Algunos sonreirán al ver que escribo acerca del matrimonio, ya que llevo cinco años de divorciado. Pero, en cambio, estimo que aunque no soy una autoridad en la materia, al repasar mis 22 años de matrimonio, y el análisis posterior que hice sobre lo que lo arruinó, me permite, al menos, compartir parte de esas meditaciones.

Aunque no existe una verdadera fórmula mágica, si hay algunas reglas que se han de observar, y lamentablemente no se reducen a sólo diez, sino son incontables. Cada pareja se ha de asegurar de manejar las adecuadas para su propia relación conyugal y efectuar, con intenso y genuino interés, los ajustes que estime conveniente.

No cabe duda que al casarse, se ven realizado muchos sueños, y no sólo los femeninos. Los varones también vemos realizadas algunas expectativas, y por lo menos la gran mayoría lo hace pensando en permanecer unido a su cónyuge. Por eso es importante llegar al matrimonio con las herramientas adecuadas y aprender a usarlas apropiadamente. A través de una serie de artículos, intentaré hablar acerca de lo que da o no resultado en el matrimonio. Asunto complejo, pero por eso desafiante en extremo.

Empezaré por citar sólo diez de las reglas para un matrimonio de éxito (luego iré desarrollando cada una de ellas y relacionándolas entre sí):

1. Fíjese primero (y siempre) en lo bueno.

2. Forje sus nuevos y propios hábitos hogareños.

3. No guarde rencor, ni rumie los agravios.

4. Nunca discuta en estado de ira.

5. Sin transigir, negocie una solución pacífica.

6. Halle la raíz del problema, no sólo elimine los malos frutos.

7. No demore en solucionar prestamente los conflictos pequeños.

8. Use siempre empatía, es decir póngase en el lugar de su cónyuge.

9. Tómese un tiempo para meditar sobre su relación conyugal.

10. Busque asesoramiento de personas competentes... No olvide consultar al Fundador del matrimonio.

De seguro, al repasar estas diez reglas (iniciales) ya usted habrá percibido algún aspecto que ha estado descuidando. No se inquiete en demasía. Como toda cosa humana, el matrimonio es imperfecto y siempre tiende al deterioro, y como bien sabe, no basta con el amor, pues exige mucho sacrificio y abnegación. Sin embargo, a pesar de toda la tribulación que trae, el matrimonio vale la pena, con tal de que ambos cónyuges estén dispuesto a luchar tenzamente por su permanencia. Yo mismo no he descartado la posibilidad de volver a casarme... algún día.

(Continuará...)