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viernes, 11 de septiembre de 2009

La crisis finaciera mundial amenaza al deporte


Por Joseph Mac Lean

Para nadie es un secreto que las Grandes Ligas de los deportes más populares en todo el mundo se mueven a base de millonarias cifras de dinero. La NBA, la FIFA, la FIBA, la FIVB y otras atraviesan, lo mismo que la pequeñas Ligas locales, una espantosa crisis. Pero el espectáculo sigue adelante.

Por citar sólo un ejemplo, el basquetbol europeo pierde peso en el ámbito mundial, y ha impuesto severos cambios a su sistema de competencia, a fin de amntenerse a flote. En 2009, la cantidad de equipos se redujo de 24 a 16 en la Euroliga, pese a la protesta y reticencia de muchas federaciones. A esto se suma que la NBA se lleva a los mejores jugadores.

Ahora, ya no basta con haber ocupado uno de los primeros lugares en la Liga de su propio país; para ser aceptado en la Euroliga de Basquetbol, un equipo debe ser interesante, desde el putnto de vista del mercado; convirtiéndose así en un torneo semicerrado. Es que en verdad, el basquetbol europeo no está en crecimiento: Han desaparecido clubes, otros no podrán competir por juicis y deudas y, como ya se dijo, la NBA ha incrementado la captación de jugadores europeos, apovechando que su patrocinio es muy fuerte, con el que no pueden competir sus similares del Viejo Continente.

Para mantener una Liga fuerte y en franco progreso, se requiere que los jugadores locales se queden en su país de origen, pero apenas aparece uno realmente bueno, emigra especialmente a los Estados Unidos. Los patrocinadores en Europa, debido a sus restringidos ingresos por la crisis, requieren de una importante medida de estabilidad, que no alcanzan los clubes y ligas europeos. Si no se sabe que equipos sobrevivirán, no puedes vender el producto, excepción hecha del fútbol. El basquetbol en Europa descendería del segundo al cuarto o quinto lugar de popularidad. ¿En qué situación quedarían el balonmano y el voleibol? Sin duda corren el riesgo de verse disueltos como deporte de alta competición.

La incertidumbre acerca de si la crisis ya tocó fondo o no, y la confianza de que en 2011 se verán los primeros signos de una franca recuperación, hacen prever a algunos un crecimiento del 30%