En un mundo tan materializado y tremendamente competitivo, con una crisis financiera mundial aún al galope, los negocios corren el riesgo de absorber toda la atención de los empresarios y descuidar las relaciones personales, incluso la familia. ¿Cómo lograr el equilibrio?La clave está, antes que en una buena administración del tiempo, en una reflexión genuina de las prioridades en la vida. No es difícil dejar que el sentido común nos auxilie a encontrar y mantener lo que es importante en la vida.
En muchos países, aún muy desarrollados y prósperos económicamente, se ha entendido que las empresas que cuidan de su personal, y les permiten alcanzar un balance adecuado entre le trabajo y el resto de su vida (que incluye a su familia) llegan a sus metas ganaciales de todos modos. Además, construyen organizaciones bien adaptadas, exitosas y obtienen la lealtad de cada uno de sus trabajadores.
Lamentablemente, quizá como un rezago de la más triste historia del imperialismo hispano (llamado coloniaje), muchas empresas en el Perú demoran en aplicar horarios flexibles, horario de verano, un período vacacional apropiado, pagar sueldo justos (y a tiempo), capacitación y apoyo para un mejor desarrollo familiar. Además, aprovechando la flexibilidad en las leyes sobre estabilidad laboral, incumplen los contratos y pactos, recortan sueldos y salarios y aumentan o modifican a voluntad unilateral, los horarios ya acordados.
¿Qué debe hacer el trabajador? Quejarse ante la autoridades no sirve de gran cosa. La indiferencia y los altos índices de corrupción de muchos sectores gubernamentales (que muchas veces no depende del gobierno de turno) impiden alcanzar una solución justa y oportuna, siendo la única salida renunciar con el consiguiente trastorno en el presupuesto familiar, aunque se conserve intacta la integridad.
Por eso es necesario tener en cuenta algunos consejos:
- Aprenda a decir NO. Haga su trabajo plenamente, a conciencia y no se deje intimidar para que asuma, sin razón ni paga alguna, cualquier trabajo adicional que lo haga ausentarse de su hogar, cuando debería estar en él.
- Deje el trabajo en la oficina. No sólo los documentos, sino sus sentimientos y emociones respecto a él. Si habla de su trabajo, que sea breve y al punto. Ocúpese de su familia, porque su patrono por lo general no le permite usar "su tiempo" en que usted cuente acerca de su familia.
- Desconéctese. Apague el celular, guarde la laptop, borre de su agenda todo lo referido al trabajo. Sólo usted debe participar en la "programación" de sus hijos y en la administración de su hogar, nadie de su empresa tiene esa responsabilidad.
- Nútrase. Haga con su familia la mayor cantidad de actividades: vaya de compras, limpie la casa, cuide de su jardín, lean o vean una película juntos, coman en paz y tranquilidad, mantenga largas conversaciones con cada uno de ellos. Todo lo demás puede esperar.
- Relájese. Puesto que sus horas libres, no lo son tanto después de todo, no olvide buscar un tiempo para usted: lea una novela, tómese una copa de vino (sólo una), dése un baño de tina, escuche la música de su preferencia, visite algún lugar de interés de su localidad, etc.
- Busque ayuda. Comprométase con anticipación, con alguien aparte de su familia, para que le ayude a "desenchufarse" del trabajo o el negocio. Si es preciso hable con un profesional especializado en terapias, o relaciones humanas.
De hecho, no hay mejor empresa que sacar adelante con éxito una buena familia. Por supuesto, se necesita dinero, pero, como usted bien sabe, las cosas que realmente valen la pena no se obtiene con dinero. Así que guarde el equilibrio entre su familia y el negocio o su trabajo, porque bien vale la pena intentarlo.