Día histórico para el deporte español, pues la selección española se ha proclamado campeona de Europa de baloncesto arrasando en la final a Serbia por 85-63. Además, Pau Gasol ha sido elegido MVP del torneo y el equipo ha rubricado un juego de ensueño que le ha servido para ganar los cuartos de final por 20 puntos, las semis por 18 y la final por 22.
Desde los cuartos España se había convertido en un equipo invencible, inasequible para cualquier equipo que se pusiera enfrente. El partido final con Serbiano tuvo mucha historia. De hecho, fue un calco de lo sucedido en los cuartos de final y las semifinales: España impuso su ley desde el principio y fue cuestión de tiempo que Serbia claudicara ante la impresionante superioridad española. En apenas siete minutos y medio España colocaba su máxima ventaja en 13 puntos a ritmo de triple. Navarro, Ricky, Garbajosa y Rudy colocaron un triple por cabeza y Pau dominaba la zona con su excelsa clase.
Desde los cuartos España se había convertido en un equipo invencible, inasequible para cualquier equipo que se pusiera enfrente. El partido final con Serbiano tuvo mucha historia. De hecho, fue un calco de lo sucedido en los cuartos de final y las semifinales: España impuso su ley desde el principio y fue cuestión de tiempo que Serbia claudicara ante la impresionante superioridad española. En apenas siete minutos y medio España colocaba su máxima ventaja en 13 puntos a ritmo de triple. Navarro, Ricky, Garbajosa y Rudy colocaron un triple por cabeza y Pau dominaba la zona con su excelsa clase.
En el segundo cuarto los serbios buscaban engancharse al partido con Tripkovic y Velickovic destacando y Teodosic desaparecido en combate por la defensa española -como Parker y Spanoulis previamente-. La defensa de la selección es la que le ha llevado hasta el oro. Cuando un serbio buscaba a un compañero sólo encontraba jugadores españoles en la línea de pase y cuando buscaban el aro ahí estaba Pau y compañía para poner un tapón.
Mediado el segundo cuarto España ya ganaba por más de 20 puntos con Pau Gasol castigando el aro serbio a base de alley-oops lanzados por Navarro y Raúl. Al descanso el partido parecía resuelto. 52-29 era un resultado asolador para los serbios pero el orgullo plavi nunca se rinde. Un parcial de 13-2 obligó a Scariolo a parar el partido pues los serbios se acercaron a 14 puntos. Pero después de ese tiempo muerto España ya no dejó anotar a su rival en lo que quedaba de cuarto y con un parcial de 9-0 liderado por Rudy con Felipe y Marc de apoyos, que devolvió las cosas a su sitio (67-44 al final del tercer cuarto).
El cuarto parcial sobró íntegramente. Este último cuarto de torneo sirvió para que comenzara la celebración y para que Cabezas refrendara su genial semifinal con una entrada en la final fulgurante, con siete puntos seguidos. Pau tuvo una entrada testimonial en cancha en la que le dio tiempo a meter una canasta más y llevarse una cerrada ovación cuando enseguida regresó al banco. Máximo anotador, máximo reboteador, máximo taponador... huelga decir que su MVP es más que merecido. Pau Gasol ha dominado este Eurobasket como no lo hacía un pívot desde Arvidas Sabonis. Pau es ahora mismo el jugador más determinante del baloncesto FIBA y lo ha demostrado en este torneo del que ha sido monarca absoluto.
El cuarto parcial sobró íntegramente. Este último cuarto de torneo sirvió para que comenzara la celebración y para que Cabezas refrendara su genial semifinal con una entrada en la final fulgurante, con siete puntos seguidos. Pau tuvo una entrada testimonial en cancha en la que le dio tiempo a meter una canasta más y llevarse una cerrada ovación cuando enseguida regresó al banco. Máximo anotador, máximo reboteador, máximo taponador... huelga decir que su MVP es más que merecido. Pau Gasol ha dominado este Eurobasket como no lo hacía un pívot desde Arvidas Sabonis. Pau es ahora mismo el jugador más determinante del baloncesto FIBA y lo ha demostrado en este torneo del que ha sido monarca absoluto.
Pero este hito en la historia del baloncesto español no habría sido posible sin que entrara en juego la palabra equipo. Costó coger el ritmo, pero cuando se alcanzó cada jugador ha cumplido el papel que el colectivo requería de él. Rudy marcando el nivel de intensidad y brillando sobremanera; Ricky anulando a una estrella tras otra desde cuartos; Navarro como referencia exterior; Felipe asumiendo el trabajo sucio... Y Raúl como magnífico recambio, Llull a ritmo de contra, Mumbrú a golpe de triple... Todos. Un equipo en mayúsculas.
La medalla de oro maldita ha dejado de serlo. España es campeona de Europa rompiendo una maldición que comenzó en la final de 1935. Seis finales se perdieron, la última, la de Madrid fue el mazazo más grande. Pero España se ha resarcido... Y ES AHORA MONARCAS DE EUROPA.
Cada medalla, una historia diferente
España, en los últimos cuatro años ha sido: Campeón del mundo (2006). Subcampeón de Europa (2007). Subcampeón Olímpico (2008). Campeón de Europa (2009). Cuatro años, todo un ciclo de conquistas ininterrumpidas tan difíciles de conseguir que sólo han estado al alcance de históricas selecciones como la URSS o Yugoslavia en tiempos anteriores a su atomización territorial. Cualquiera podría pensar que esta hazaña ha venido provocada por la repetición de personajes, situaciones y filosofías de éxito. Pero no ha sido así. Al contrario, cada medalla trae historias bien diferentes.
La explicación de que tantas historias diferentes hayan tenido el denominador común de ambiciosas metas alcanzadas sólo puede basarse en la fortaleza de un talentoso colectivo de jugadores que casi nunca ha perdido su cohesión. A favor de corriente o en situaciones delicadas, con entrenadores y filosofías con los que congeniaban y otras con los que no tanto, su foco ha estado siempre centrado en mantenerse juntos, en que lo que es bueno para el grupo, es bueno para todos y al contrario. No es de extrañar que la salida del tiesto de Marc Gasol después de perder Turquía sea el único hecho que se sepa en cuatro años que se contradice con esa forma de hacer las cosas.
Al final, entre la extraordinaria calidad de sus componentes, su compromiso colectivo, una buena actitud ante las dificultades y una indisimulada y sana ambición, han logrado que los cambios de escenario, directores y extras, no hayan tenido una mayor incidencia y que el final siempre haya sido el mismo. Un pódium. Una sonrisa. Un historial alucinante.
(Fuente -texto e imagen: ElMundo.es & ElPaís.com)