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lunes, 21 de septiembre de 2009

Ensayo sobre la ceguera, novela de José Saramago


Por Joseph Mac Lean


Esta es la primera novela que me viene a la cabeza cuando me preguntan: "¿Qué me recomiendas leer?". ¿Por qué? Porque este escritor portugués, ganador del Premio Nobel de Literatura 1998, presenta una historia fantástica, pero que al leerla uno va recapacitando en las consecuencias de ocurrir un cambio brusco, dramático, impensable en nuestras vidas. Los personajes de esta novela no sufren de ceguera natural, sino que sufren de una ceguera temporal adquirida, pero de la que la maypría de afectados se libran finalmente.


Otro detalle interesante, es que esta "ceguera" es blanca, como producida por una especie de penumbra lechosa, al que se llama "mal blanco", y que brinca de uno en uno en los habitantes de una localidad indefinida de Portugal (se estima que es la capital Lisboa, por cierto).

Esta pandemia fantástica, que comienza de un modo brusco, insospechado e inverosímil en un hombre innominado (al igual que todos los pesonajes) que conduce por la vía pública de una urbe , apunta esta novela de largos párrafos de corrido (coma, tras coma, tras coma y de pronto una mayúscula tras la coma, y suma y sigue), hacia el género de las catástrofes.


Los diálogos se encuentran entre comas, y el punto de vista salta como una canica. Curiosamente la lectura no resulta costosa ni nada por el estilo, y eso la ha colocado en el puesto de 'best seller', puesto que no pasa desapercibido a los comerciantes de libros.

Como suele suceder en toda comunidad humana, los "ciegos" se lanzan conta los otros "ciegos" y el caos reina dentro del psiquiátrico donde son confinados por unas desconcertadas autoridades. Violaciones a cambio de vituallas (economía de la libido) y asesinatos violentos: insolidario microcosmos de asalto al prójimo en las galerías de un psiquiátrico propio de Buñuel y de cierto parentesco (por lo de un pequeño grupo que es metáfora de todos los grupos de hombres) con 'El señor de las moscas'. Negra visión (y que valga la paradoja) de la mismísima condición humana, que también incluye a los ciegos, bastante peores que el amo del Lazarillo de Salamanca.

La trama, que por momentos adquiere proporciones apocalíticas, muestra el lado bueno y el lado malo de cada uno de los personajes. ¿Cómo nos iría a nosotros en semejantes condiciones? Da mucho para meditar en la clase de personas que somos bajo toda circunstancia.


Y si desea continuar con la trama, deberá entonces leer Ensayo sobre la lucidez y Las intermitencias de la muere, también de José Saramago