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miércoles, 21 de octubre de 2009

Vóleibol peruano en picada

Por Joseph Mac Lean

Luego de la aceptable participación en el Mundial de Menores y la clasificación al Mundial del Japón en 2010, junto con Brasil, la selección peruana de vóleibol adulta del Perú participó en el Sudamericano realizado en Porto Alegre. Tras vencer en la ronda eliminatoria con Chile, Venezuela (aunque 3-0 el resultado, ya había eliminado al Perú de los Juegos Olímpicos de Beijing, en la clasificación jugada en Lima temprano en 2008) y Colombia (3-1, cediendo un set por primera vez en la historia de los encuentros entre ambos países), se jugó el pase a la final frente a la Argentina. Se perdió 3-1, más por las propias deficiencias tácticas y defensivas, que desnudaron que el vóleibol peruano va en picada.
Aunque debemos agradecer el esfuerzo desplegado por las jugadoras, la realidad demostró que no basta con entusiasmo, ni sólo amor propio y entrega. Ahora que ha acontecido el lamentable suceso lingüistico-extradeportivo de Maradona, cabe preguntar si una asistente técnica -pese a los lauros obtenidos como deportista y su famita de "bárbara"-, a sabiendas que está siendo televisada, puede aportar algo de valía a un equipo deportivo con "ajos y cebollas". Y qué decir de los comentarios desatinados de un periodista, mal llamado "especialista", dedicado más al cochineo y la cháchara barata, que parecía estar narrando un partido de fulbito (debería ser futbolito, ¿verdad?) de barrio y para la collera y no una serie de partidos trascendentales para la afición y de enseñanza a las futuras generaciones de voleibolistas peruanas. Demás está decir que sus no tan velados comentarios homofóbicos, fuera de lugar en un horario familiar y de protección al menor (y nadie puso el grito en el cielo), poco contribuyen al desarrollo de un deporte que le ha traído tantos lauros al deporte peruano. Las invitadas (Cenaida Uribe, Gabriela Pérez del Solar, denise Fajardo y Luisa Fuentes) poco podían aportar en el aspecto táctico y técnico, salvo mostrar su cara de sorpresa y su mal disimulado disgusto al ser tildadas de "abuelas", "mamás" y "tías", algo que de por sí es ofensivo (hablar de la edad, digo) a la inmensa mayoría de mujeres. Mejor es que hubiesen transmitido el partido en silencio y no de la forma tan insolente como hemos tenido que soportar la falta de preparación de los periodistas para narrar eventos deportivos que no sean el fútbol. ¡Y no es un caso aislado! Donde están Jorge "Coco" Alva, o el ponderado Teddy Herriera, que en algo hubiesen aliviado la narración deplorable, tipo emisión radial, y muy anticuada, por decir lo menos. Para que detallar lo que se está viendo, si además se equivocan en los nombres, los datos estadísticos e históricos.
Claro está, que ganarle a la Agentina en el torneo clasificatorio para el Mundial, ambos partidos por 3-2, debieron dar la clarinada, la voz de alerta, pero nadie pareció querer darse cuenta. Las llamadas de atención de la asistente del entrenador coreano en pleno Sudamericano para mayor disciplina sólo nos hacen pensar en lo poco disciplinadas que deben haber estado las jugadoras en los entreamientos. Y no se trata de simples muchachitas o bisoñas deportistas. En su mayoría, tienen un largo kilometraje de partidos, campeonatos, giras y amplia experiencia internacional, pues la mayoría juega fuera del Perú.
La falta de una buena armadora
Lo que viene siendo una deficiencia fundamental a lo largo de la historia del vóleibol peruano es la carencia de una buena armadora. Que yo recuerde sólo hemos tenido pocas jugadoras en esa posición trascendental: Esperanza "Pilancho" Jiménez, Alicia Sánchez (más utilizada como atacante), Aurora Heredia (con 1.80 de estatura y un excelente bloqueo y ataque muy efectivo, adicionalmente), Raquel Chumpitaz y Rosa García... ¡y punto!: Estoy hablando de 60 años de destacada historia voleibolística y tan pocas armadoras.


Es cierto que en esa lista no menciono a Luisa "Lucha" Fuentes y Mercedes "Meche" Gonzáles, quienes luego del retiro temporal de Pilancho Jiménez, tras la debacle de Caracas-69, fungieron de la doble función de armadoras-atacantes, junto a otras atacantes de polendas: Aída Reyna, Ana María Ramírez, Belinda Cortez e Irma Cordero. Un equipo con mucha proyección, y que dicho sea de paso fue el único que pudo vencer en más de una oportunidad por 3-0 al fabuloso y potente equipo de Cuba encabezado por las consagradas Mercedes "Mamita" Pérez y "Mercedes Pomares. Tan sólo al año siguiente, en Cali, las caribeñas ganaron por primera (pero no única) vez la medalla de oro tras derrotar a Perú por 3-2. Nunca más un equipo peruano ha podido derrotar a las cubanas.

¿Por qué no preparar a Paty Soto de armadora si es evidente el mal estado de sus rodillas para la exigente labor de atacante? La rusa Keldibekoba, más allá de entusiasmo, carece de la sapiencia (y creo del corazón peruano), pues nunca soluciona nada si la bola no le es entregada en su mano (pueden revisar los vídeos con toda clama) y aún así la mayor de las veces sus levantadas son simples, nada tácticas y su mayor alternativa es preparar el ataque para (una cansada y muy controlada) Leyla Chihuán. Algunos piensan que hizo falta la presencia de Julisa Zamudio, y puede ser cierto, pero lo que al equipo peruano le hace falta, es lo que le sobraba a los anteriores (con igual promedio de talla y las desventajas de organización propias del entorno local): corazón.

El partido contra el Brasil en la clasificación al Mundial, y los jugados en Lima, en julio pasado así lo atestiguan. Las brasileñas nunca fueron "mancas" y menos "mongas", siempre lucharon por recuperar su sitial, pero las peruanas, salvo el caso de Gabriela Pérez del Solar, eran superadas en talla y fortaleza física por las chicas del samba. Durante dos décadas, cuando las brasileñas derrotaban esporádicamente a las peruanas, la algarabía de aquéllas era muy especial, pues lo hicieron en muy contadas ocasiones, a veces por puro "accidente deportivo" (con excepción del robo de Santo André). Todo cambió en 1990 durante los Juegos de la Buena Voluntad. Allí se perdió 3-2, a pesar de que las brasileñas perdieron por lesión a una de sus piezas fundamentales: Ana Flavia Sanglar. Salvo Cusco-93, el Perú nunca más ha podido derrotar a las brasileñas, ni obtener el titulo continental de mayores; ni soñar en las otras categorías. Ahora hasta el segundo lugar está amenazado, y se perderá de seguro.

En casi dos décadas, no se ha ganado nada de importancia, e incluso un segundo lugar en Sudamérica (claro está que ningún otro deporte colectivo del Perú aspira siquiera eso) no sería ninguna novedad, pues se obtuvo la medalla de plata regional desde 1956, preámbulo de los doce títulos sudamericanos (pudieron y debieron ser 14 ó 15, si no se pierde el 69 y 91, y no se permite el robo de Santo André en 1981).

Futuro incierto

Pensar en cosas mayores requiere de mayores sacrificios. Nadie les va a regalar nada, menos la Argentina, Colombia y Venezuela. Ni hablar a nivel panamericano, donde a las poderosas selecciones -de talla mundial- de Cuba, el Brasil y los Estados Unidos, ahora se suman República Dominicana y Puerto Rico. A este paso, clasificar a los próximos Juegos Panamericanos (donde hemos obtenido varias medallas desde 1959, empero nunca la de oro) será toda una hazaña. ¿Y a nivel mundial? Nada que ver... ahora Tailandia, actual campeón mundial asiático venciendo a la China y al Japón de modo contundente, ha dado la clarinada; y junto a los rutilantes triunfos de las portorriqueñas frente a la eterna Rusia en pleno Moscú durante el reciente Grand Prix, hacen pensar que el 14vo. puesto del Mundial anterior tendremos que mantenerlo, al menos, con uñas y dientes. Y las africanas se vienen con fuerza.

Claro está, la prensa, ávida de noticias, magnifica el desempeño (a veces verdaderamente mediocre) de algún deportista. Ensalzan si hace una jugada pícara, un pase de "chiripa" o una jugada mañosa o mal intencionada, si la ejecuta alguien que vista la blanquiroja (puro sensacionalismo nacionalista barato); pero son más fieros y exagerados en extremo cuando las "papas queman". De seguro, hay dirigentes inmediatistas que se afanan por preparar un equipo parchado, de emergencia, con jugadoras que ya cumplieron un ciclo, importante y valioso sin duda, pero no se ve un trabajo de recambio planificado. Se han perdido varias generaciones de voleibolistas, casi todo el conjunto de menores y juveniles desde el 2000, no ha trascendido al ámbito internacional... incluso sus nombres han sido olvidados.

La competencia internacional de la FIVB es durísima y frecuente a través del año. El calendario ofrece el Grand Prix, Sudamericanos, Panamericanos, Mundiales, Copa del Mundo y los Juegos Olímpicos. ¿Sabrá eso la Federación Peruana de Vóleibol? En caso de obtener la sede de los Juegos Panamericanos de 2015, no creo que estén pensando basar la fortaleza de la selección peruana de vóleibol femenino (la mejor y tal vez única carta para obtener medalla) en la entrega de Vivian Baella, cuyo 1.75 no bastará para superar los altísimos bloqueos de dominicanas, estadounidenses, brasileñas, cubanas y portorriqueñas. Con todo el respeto que me merece esa chiquilla riojana, su futuro es muy limitado, al igual que la mayoría de sus compañeras. Sin embargo, deseo encarecidamente equivocarme, y que se lleven a cabo las acciones necesarias para, al menos, tener nuevamente presencia y respeto internacional.