Te ando buscando amor, amor que nunca llegas.
Te ando buscando amor, amor que te mezquinas.
Me aguzo por saber si me adivinas
Me doblo por saber si te me entregas.
Las tempestades mías, andariegas,
se han aquietado sobre un haz de espinas;
sangran mis carnes gotas purpurinas
porque a salvarme, oh niño, te me niegas.
Mira que estoy de pie sobre los leños,
que a veces bastan unos pocos sueños,
para encender la llama que me prende.
Sálvame amor, y con tus manos puras
trueca este fuego en límpidas dulzuras
y haz de mis leños una rama verde.