El autor de “El tambor de hojalata” y ganador del premio Nobel sigue siendo a los 76 años de edad un artista incansable y crítico observador político.
Günter Grass, uno de los grandes escritores alemanes de posguerra, nació el 16 de octubre de 1927 en Gdansk. El hijo de un almacenero supo ya antes de terminar la escuela que quería ser artista. Su madre reconoció desde un principio el talento de Günter por todo lo relacionado con la imagen y la palabra y le perdonó el menor rendimiento en las demás materias escolares. Pero antes de poder emprender su camino como futuro artista el joven Günter Grass fue sorprendido por la segunda guerra mundial.
En 1943 fue llamado a cumplir el servicio militar y a fines de 1944, con menos de 17 años, es reclutado por la Wehrmacht como artillero de tanques. En una de las batallas del frente oriental, cerca de Berlín, es herido y trasladado al hospital militar de Marienbad, donde cae prisionero de las tropas estadounidenses. En 1946 sale en libertad y trabaja como campesino y minero, pero sueña aún con dedicarse a las artes plásticas.
En 1947 comienza un aprendizaje como picapedrero, que le sirve como preparación para sus estudios en las escuelas de Bellas Artes de Düsseldorf y Berlín, entre 1949 y 1956. Grass, paralelamente a sus estudios, comienza a escribir y publicar poesías y textos bufonescos y trabaja en pequeños dramas en la tradición del teatro del absurdo. En 1954 se casa con la bailarina suiza Anna Schwarz, con la cual dos años más tarde se trasladará a París, donde Paul Celan se convertirá en su mentor y amigo paternal.
Famoso de golpe
Aunque ya en 1956 había publicado el excelente libro de poesías y gráficas “Las virtudes de los pollos de viento”, se hizo famoso recién tres años más tarde con su primera novela “El tambor de hojalata”, que sigue siendo hasta el día de hoy su obra más famosa.
En otoño de 1958 Grass le leyó el manuscrito de la novela al Grupo 47 el cual inmediatamente le otorgó un premio. Cuando al año siguiente se publica “El tambor de hojalata”, Günter Grass se vuelve famoso de la noche a la mañana y desde aquel momento tiene que aprender a “convivir con la fama como con un inquilino”, como él mismo lo describirá años más tarde en su obra “Del Diario de un caracol”.
Las reservas de aquella época no hicieron más que incrementar el éxito de por sí arrollador del libro. Su descripción de la sexualidad era escandalosa para los parámetros vigentes en los años 50. Los más conservadores salían enfurecidos a la calle, a protestar en contra de la obra del literato, alzando pancartas con la pregunta “¿Arte o inmundicia?”
En 1960, el senado de la ciudad de Bremen impidió que le fuera otorgado el premio de literatura a Günter Grass, aunque el jurado del concurso ya lo había designado como ganador. Lo cierto es que “El tambor de hojalata” es una gran obra de la literatura. Su éxito internacional duradero radica en la raramente exitosa combinación de un temperamento narrativo vital y la atenta convicción de un constructor. El niño Oskar Matzerath, héroe y narrador de la novela, cuenta desde su camita la historia de su familia desde el principio del siglo hasta el año 1954, pero sobre todo la etapa del nacionalsocialismo. El día de su tercer cumpleaños Oskar recibe como regalo un tambor de hojalata, que le servirá como medio de expresión. Ese mismo día, decide dejar de crecer. Su actitud significa el rechazo total al mundo de los adultos, llevado a cabo en la forma más radical imaginable.
La obra de Grass es calificada frecuentemente de “barroca”, cuando se intenta describir su multitud de personajes, motivos y gestos lingüísticos. Pero más significativo aún es su placer por lo grotesco. Un buen ejemplo para ello es precisamente la decisión de Oskar Matzerath de no crecer más, provocada por su espíritu de negación total del mundo.
El orador político
En los años 60, Günter Grass empieza a participar de la vida política alemana, apoyando la campaña del candidato socialdemócrata Willy Brandt, quien pronto se convertirá en uno de sus grandes amigos. Grass se opuso tanto a los conservadores, como a la izquierda radical, que despreciaba al partido socialdemócrata alemán (SPD), por considerarlo un “taller de refacciones” del capitalismo. El escritor que solía escandalizar a los ciudadanos se convertía en un ciudadano, que defendía el lento proceso de las reformas y criticaba la impaciencia de los revolucionarios. En 1993, luego de 9 años como miembro activo del SPD, decide abandonar el partido, en protesta a la política de asilo de los socialdemócratas. Grass recuerda que “en aquella época estaba en el gobierno la democracia cristiana (CDU), pero el SPD aprobó la demolición del artículo sobre el derecho de asilo en nuestra constitución. Desde entonces rige en Alemania una reglamentación que considero criminal”.