Practicar ciertos hábitos como dar las gracias o ser amable con los demás puede constituir la clave para tener una vida más feliz y para relativizar las preocupaciones cotidianas.
Así lo aplica la teoría de la Psicología Positiva que pone en práctica la profesora de la Universidad de Valladolid Begoña García Larrauri. Esta reciente rama de la psicología mantiene que determinados comportamientos como el humor motiva un estilo de vida más feliz, ha explicado a Efe Begoña García, quien hoy dirige una jornada sobre esta modalidad dentro de las actividades programadas por su institución académica para celebrar la Semana de la Ciencia.
La antipatía y el mal humor "son contagiosos", del mismo modo que la amabilidad y el buen humor, pero es este último caso el que se convierte en una fuente de satisfacción y de energía que se refleja en los demás si el interlocutor la practica, por lo que García Larrauri propone que optemos por los rasgos positivos.
Este "camino del fluir" es útil para cualquier persona, pero es especialmente importante en profesiones como el sanitario o el docente, ya que son sectores en los que se trabaja en contacto con otras personas y, en ocasiones, se convierten en modelos sociales a seguir.
Para García Larrauri, este planteamiento es distinto a la "risoterapia", en la que a su juicio "no se profundiza, no se va más allá en la idea" de la utilidad cotidiana del buen humor, y además no está avalada por una tradición científica.
Por este motivo, muchas veces "se subestiman" las propiedades de la Psicología Positiva, cuyo máximo representante es el estadounidense Martin Seligman, que tiene una vía de investigación previa que le da prestigio y credibilidad a la nueva tendencia.
Begoña García, quien también es doctora en Psicología, ha comprobado las virtudes de esta ciencia en algunos de sus estudios centrados en la actitud de algunas personas antes, durante y después de asistir a un curso del valor del sentido del humor.
Tras cuatro meses de seguimiento a una muestra de 80 participantes, la investigación concluyó que la manera de afrontar su calidad de vida había cambiado, así como la capacidad para controlar el estrés.
Cuatro meses después García y su equipo corroboraron que los resultados crecían, porque "ser más feliz crea un poder de refuerzo más fuerte y mejor instalado".
Otros estudios procedentes de alumnos de la Facultad de Educación de la UVA comprueban que introducir pequeños paréntesis de humor al principio y al final de las clases con niños durante un trimestre "mejora los resultados de los exámenes y van más contentos al centro".
Los talleres que Begoña García y su equipo imparten suelen comenzar con unas técnicas de calentamiento previo o "rompehielos", a las que le siguen otras para provocar las risa sin necesidad de hablar, y finalizan con el llamado "zapping mental", que ayuda a cambiar la actitud hacia un hecho.