El presidente de EEUU, Barack Obama, habló por primera vez este jueves sobre el movimiento de 'indignados' contra Wall Street. El presidente consideró que se trata de un modo de "expresar la frustración" de los ciudadanos tras la crisis financiera de 2008 al ver cómo algunos de sus responsables aún "tratan de combatir los esfuerzos para impedir que se repitan las prácticas que nos llevaron a esa situación".
Obama aseguró también que la aprobación de su plan para impulsar la creación de empleo servirá para proteger al país de un potencial empeoramiento de la situación en Europa, cuyos problemas lastran la evolución de la primera economía mundial.
"No se trata de un juego. No hay tiempo para la habitual demora de los políticos", dijo Obama, quien reconoció que el crecimiento de la economía estadounidense se ha ralentizado y "la confianza económica se ha visto afectada por la situación en Europa y Japón".
"Los problemas en Europa podrían tener efectos reales sobre la economía de EEUU", afirmó el inquilino de la Casa Blanca en una rueda de prensa donde defendió que su plan de creación de empleo "servirá para amortiguar el impacto en EEUU de un empeoramiento de la crisis europea".
Respecto a las distintas vías para financiar los 447.000 millones de dólares (336.000 millones de euros) que costaría dicho plan, el presidente de EEUU dijo sentirse "cómodo" con la proposición de una sobretasa para las rentas más elevadas presentada en el Senado por el Partido Demócrata, aunque subrayó que está abierto a distintas fórmulas de financiación.
"La aproximación que está adoptando el Senado me hace sentir cómodo, aunque todavía deberemos reformar el código tributario para acabar con los vacíos legales", añadió.