Por Joseph Mac Lean
Desde Madrid hasta Nueva York, de Tokio a Taipei, pasando por Manila, Auckland, Estocolmo, Londres, Santiago de Chile, Buenos Aires y por decenas de ciudades más, se ha instalado un movimiento denominado "los indignados", una especie de protesta (por ahora pacífica) que, bajo el lema "Unidos por un Cambio Global", congrega a centenares y miles de personas para protestar en contra de las prácticas económicas y financieras de un reducido grupo de capitalistas que controlan casi el 40% de la riqueza mundial.
En los Estados Unidos, por ejemplo, un grupo de jóvenes tomó por asalto las cercanías de Wall Street, el pulmón financiero mundial, bajo la consigna "la voz del 99 por ciento del país debe ser escuchada y no la del uno por ciento que sigue enriqueciéndose". A pesar de las detenciones, represiones y desalojos de parte de la fuerza policial, esos jóvenes mantienen sus actividades, ahora en casi 70 ciudades y poblados importantes a través de todo el país.
Según últimas estimaciones, manifestaciones similares se desarrollan en forma pacífica en 82 países, a los que se han sumado escritores de renombre mundial como Salman Rushdie, Michael Cunninghan y Naomi Klein, quienes recientemente publicaron un manifiesto de apoyo al movimiento y a la jornada de protesta global para denunciar los excesos del sistema financiero.
También en Londres, una de las últimas ciudades en sumarse a la protesta, miles de "indignados" se manifestarom frente a la catedral de San Pablo en el centro financiero de Londres, al no poder acceder, como tenían previsto, a la zona donde se ubica la Bolsa de Valores, debido a un fuerte cordón policial. Por ahora, tan sólo la Iglesia Anglicana ha manifestado su simpatía con los que protestan.
Aunque en la mayoría de ciudades las manifestaciones ha sido pacíficas, en Roma, al menos 70 personas resultaron heridas durante el marco de una manifestación, luego que decenas de encapuchados incendiaran vehículos y se enfrentaran a la policía. Unas 200 mil personas participaron en la manifestación en Roma. Las fuerzas del orden repelieron con gases lacrimógenos y bloquearon el paso hacia las sedes del Parlamento y del Gobierno.
Significado
Lo que por mucho tiempo permitió a las transnacionales (la mayoría en manos de 1% de la población estadounidense) apoderarse del 40% de la producción y comercio mundial, es decir la globalización, ahora permite a los ciudadanos de a pie reclamar por un trato más justo, así como mejores y mayores empleos. La gente común se está levantando para reclamar sus derechos y exigir una verdadera democracia, exigiendo a su vez acortar la brecha entre ricos y pobres.
La protesta no es sólo contra la banca usurera y las grandes corporaciones, sino además contra los gobiernos de turno que les hacen el juego a los propietarios de los grandes capitales, en especial en contra del gobierno de los Estados Unidos, por lo que algunos preveen (con más ilusión que otra cosa) un cambio de dirección de la política económica mundial del Imperio dominante actual: Estados Unidos y Gran Bretaña.
¿Cuánto durará y qué alcance tendrá este movimiento de la gente común en contra de los sistemas políticos y económicos dominantes? Sólo el tiempo lo dirá, pero por el momento es una realidad que habrá que seguir de cerca, en especial porque existe una profecía bíblica en el libro de Daniel que habla precisamente de una situación muy similar de disconformidad de las masas (simbolizadas por el barro) y la potencia mundial dominante en el tiempo del fin (simbolizada por trozos de hierro), previamente a la destrucción del sistema mundial de cosas tal y como lo conocemos en el presente.