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viernes, 14 de octubre de 2011

Cuidado con las "leyendas negras"

El diccionario de la Real Academia española define leyenda negra como "opinión contra lo español difundida a partir del siglo XVI" y también como "opinión desfavorable y generalizada sobre alguien o algo, generalmente infundada". El término suele atribuirse al español Julián Juedrías, aunque su origen real es desconocido. Juderías escribió en 1914, en su libro "La leyenda negra": "[...] el ambiente creado por los relatos fantásticos que acerca de nuestra patria han visto la luz pública en todos los países, las descripciones grotescas que se han hecho siempre del carácter de los españoles como individuos y colectividad, la negación o por lo menos la ignorancia sistemática de cuanto es favorable y hermoso en las diversas manifestaciones de la cultura y del arte, las acusaciones que en todo tiempo se han lanzado sobre España fundándose para ello en hechos exagerados, mal interpretados o falsos en su totalidad, y, finalmente, la afirmación contenida en libros al parecer respetables y verídicos y muchas veces reproducida, comentada y ampliada por la Prensa extranjera, de que nuestra Patria constituye, desde el punto de vista de la tolerancia, de la cultura y del progreso político, una excepción lamentable dentro del grupo de naciones europeas".

La vertiente americana de la leyenda negra fue expresada por Rómulo D. Carbia, quien centró su descripción en los típicos juicios de valor sobre la crueldad, el obscurantismo y la tiranía política, incluso en los métodos para instaurar la Fe en América de parte de los conquistadores hispanos.

Incluso, en los Estados Unidos, allá en 1944, la American Council of Education, en base a una evidente preocupación con el sesgo anti-hispano del sistema y material educativos en dicho país definió el concepto como: una expresión usada por escritores españoles para designar la antigua probaganda contra los pueblos íberos que empezó en Inglaterra en el siglo XVI y ha sido desde entonces una arma para los rivales de España y Portugal en las guerras religiosas, marítimas y coloniales de aquellos cuatro siglos".

En los últimos años, han surgido nuevas descripciones acerca de la leyenda negra, "una cuidadosa distorsión de la historia de un pueblo [el español], realizada por sus enemigos, para mejor combatirle. Y una distorsión lo más mosntruosa posible, a fin de lograr el objetivo marcado: la descalificación moral de ese pueblo, cuya supremacía hay que combatir por todos los medios" (Manuel Fernández Álvarez, en "Brevísima reñación de la destrucción de las Indias").

Debemos recordar que como toda leyenda, la leyenda negra es en verdad una distorsión intencionada de hechos reales que sucedieron por los errores que cometieron los españoles, errores que no son exclusivos de ellos; otras naciones también cometieron los mismos o peores errores.

Hoy en día, aunque en la práctica se ha disipado la leyenda negra sobre España, especialmente en el mundo anglosajón, persiste dentro de la propia Península. Es el enfoque lo que cambia, no los hechos y hoy se está en mejor posición para, sin negar los acontecimientos, ni dejar de lamentar los abusos, entender el aporte en la cultura, la lengua, el mestizaje y difusión de la Fe en América, en especial.

Uno de los puntos más polémicos en disputa es la dramática disminución de la población indígena en América, que ya fue señalada por Bartolmé de Las Casa. Sin embargo, nadie ha podido comprobar que ese genocidio haya sido perpetrado por una política de estado de la Corona española de entonces. La historiografía actual tiende, en cambio, a culpar de dicha disminución demográfica a las enfermedades traídas por los europeos más que a matanzas sistemáticas y las crueldades infinitas descritas por de Las Casas. Más que el trato brutal o la exigencia desorbitada de trabajo y tributos, fue la "agresión microbiana" la causante de la mayor mortandad en la población idígena de América; principalmente la viruela, el sarampión, la gripe, la peste bubónica, la tuberculosis, la malaria y la fiebre amarilla. Algunos historiadores calculan que estas plagas cuasaron la eliminación de hasta el 97% de dicha población indígena.

De modo tal, que la responsabilidad, al menos directa, en el genocidio de América durante la Conquista y el Coloniaje, fue en realidad mínima de parte de los españoles, por lo que es necesario ejercer cautela en nuestra personal apreciación acerca de ese país, que hoy atraviesa una de las peores crisis económicas de su historia.