Por Joseph Mac Lean
Ya el asunto de la supervivencia de la humanidad no se circunscribe a la guerra, la contaminación ni el calentamiento global. La humanidad se enfrenta a una crisis mayor y esta es la carencia de alimentos para toda la población mundial. ¿La causa? Simplemente, la intervención misma del hombre. Su actividad económica ha vuelto irreversibles algunas de la causas de la próxima crisis alimentaria global.
Aunque los problemas se han presentado de súbito, los fenómenos causantes han sido anunciados (y denunciados) a través de las décadas pasadas en diversos foros, y por connotadas personalidades de todos los campos. Hoy, se pierden cosechas en Rusia, China y Pakistán, por citar unos cuantos ejemplos, justamente en un área densamente poblada. Por otro lado, mientras la sequía arruina las cosechas en la China, la India y Pakistán, las lluvias excesivas en Australia inundan casi un millón de kilómetros cuadrardos de tierra cultivable; las olas de frío en Europa, Canadá y los Estados Unidos, a la vez que se presentan largos períodos de sequías, impiden iniciar la siembra en inmensas extensiones. Igualmente, verdaderos diluvios acometieron Colombia, Venezuela y el Brasil, lo que afectó la producción se soja, maíz, arroz, y otros aliementos básicos, como cereales y leguminosas. Según últimas estimaciones, la población mundial se acerca rápidamente a la cifra de 7 mil millones de habitantes, pero de los cuales más de mil millones sufren hambre y desnutrición.
Uno de las principales paradojas de la industria moderna es que tan sólo en los Estados Unidos se dedican casi 120 millones de toneladas de granos (de los 416 millones que se producen) a la destilación de etano, un combustible sustituto del combustible fósil para los automóviles. Esa cantidad de grano bastaría para alimentar a 350 mil personas al año. En Europa, la siembra de palma (del cual se obtiene un aceite que deriva en diesel vegetal en sustitución del diesel de petróleo) ha ido reemplazando los cultivos tradicionales de alimentos para la población humana.
Por otro lado, fenómenos naturales de proporciones dantescas se ciernen sobre la agricultura mundial. Dos inmensas capas de polvo se encuentran en plena formación, una hacia el noroeste de China, al oeste de Mongolia y el Asia central; y, la otra en África Central. Cada una de ellas es mucho mayor que la masa de polvo que afectó a los Estados Unidos en la década de los años treinta del siglo XX.
Otor problema serio para la agricultura es el agotamiento de las aucíferos que reduce rápidamente la posibilidad de riego de extensas superficies de tierra cultivable. Actualmente, la mitad de la población mundial vive en países donde los niveles freáticos descienden a medida que el bombeo excesivo agota los acuíferos. Esto ha ocasionado, por ejemplo, el descenso de la producción de trigo en Arabia Saudita a un tercio de la producción normal, que dependía totalmente de un acuífero fósil hoy agotado. Pero el mayor déficit de agua se halla en la India, en donde un 10% de la población se alimenta de granos producidos mediante riego proveniente del bombeo excesivo. En los Estados Unidos, se ha reducido la producción agrícola de California y texas debido a la insuficiencia de agua.
Asimismo, el aumento en la temperatura hace mucho más difícil el incremento mundial de granos, de modo tal que alcance siquiera a satisfacer la mínima demanda mundial. Por cada elevación de un grado Celsio en la tempratura, es de esperar una reducción de hasta 10% en el rendimiento de granos.
Por eso, hoy la preocupación de las potencias mundiales noes la posibilidad de un conflicto bélico sin precedentes, sino que la mayor de las amenazas se halla en derrotar al inminente hambre que se cierne sobre cada una de sus poblaciones, lo que amenzaza la seguridad mundial. Lamentablemente, las potencias no han reducido sus gastos militares en favor de hallar una solución a este problema tan serio. A su vez, no han hecho nada por mitigar el cambio climático, reduciendo, por ejemplo, las emanaciones de los gases de invernadero. "Si las cosas se siguen haciendo como hata ahora, los precios de los alimentos sólo tenderán a subir"; declaró recientemente Fidel Castro, el aún líder de Cuba. (Y no es que simpaticemos o no con ese líder caribeño, pero su opinión cuadra con la riesgosa situación mundial).