El físico Stephen Hawking, considerado una de las mentes más brillantes del mundo, presentó hace unos meses un nuevo libro "The Grand Design" ("El Magnífico Diseño"). En él, el científico, cosmólogo y divulgador científico del Reino Unido, declara: "Dios no es el creador del universo" sino que "la vida es la consecuencia inevitable de las leyes de la física". La obra fue coescrita con su colega estadounidense Leonard Mlodinow. Ambos, apuntan hacia la creación espontánea, por lo que no consideran necesario invocar a Dios para que haya cosmos.
Hawking, quien a pesar de su discapacidad física se desempeña además como profesor de física teórica de la universidad británica de Cambridge, ha señalado que la ciencia está dando cada vez más respuestas del origen del universo a pesar del dominio de la religión y ha expresado su confianza en que los progresos científicos permitan pronto una respuesta definitiva a cómo empeó el universo.
Detractores
Muchos críticos de inmediato reaccionaron en contra de estas afirmaciones, pues afirman que Hawkins lanza afirmaciones indemostrables y menciona a Dios tan sólo para mejorar el marketing de sus libros, en la confianza de que el nombre de Dios vende. Además, le acusan de pretender arrebatar a personas que abrigan fe en Dios, para llevarlos a la fe en el materialismo y la ciencia, pasándo por alto el hecho de que mientras más se investiga más se comprueba que la complejidad de las mismas leyes físicas que invoca Hawkins las ponen por encima del azar y la casualidad.
De hecho, una simple declaración de un científico, por muy brillante o prominente que sea, no puede lograr terminar con Dios, ni de un plumazo retirarlo de su papel fundamental en la creación. Así parecen entenderlo cada vez más científicos, quienes sin caer en los brazos de la religión, hallan más satisfaciente sus investigaciones cuando parten de la premisa de no sólo entender las leyes físicas que gobiernan el Universo, sino también entender al Magnífico Legislador que las creó y sostiene.
Malos efectos
Pasar por alto a un Creador Inteligente no hace sino mantener un punto de vista fatalista, como el del propio Stephen Hawkin. Para el científico a la humanidad no le queda más de cien años de existencia sobre la Tierra (a lo mucho 200 años). Por eso, no duda en proponer el impulso de viajes espaciales tripulados. ¿Será esa la solución? La verdad es que ofrece poca esperanza debido a que esos viajeros llevarán en su mente las mismas semillas de maldad que cuasarían la destrucción de su hogar terrestre y pronto aparecerían por todo el universo las mismas condiciones de deterioro. Y entonces, ¿adónde irían?
Además, ¿cómo haría el hombre para crear las condiciones atmosféricas, proveer de una enorme reserva de agua y otras condiciones básicas para el sostén de la vida? Si le preguntan al "Azar", o a la "Naturaleza" es evidente que demorarán mucho más que el lapso que Hawkins le asigna a la humanidad. En realidad, el hombre es más lo que desconoce que lo que ya conoce plenamente. Eso lo saben hasta los estudiantes de biología y física, por ejemplo. De hecho, muchos científicos afirman que lo que conocemos es tan sólo entre 2 y 5% del entero universo, y eso que conocemos es aún incompleto.
¿Qué hay de usted? ¿Deja el asunto de lado debido a las múltiples inquietudes de la vida? O, ¿cree que es necesario ser un científico para empezar a considerar el asunto de la existencia o no de Dios? Está claro que aceptar uno u otro punto de vista simplemente por seguir a la muchedumbre no resulta en verdad en satisfacción. Uno debe hacer una investigación amplia y sincera de la que quizá es la pregunta más importante: "¿Existe un Creador que se interese por nosotros?" Para bien o para mal, la respuesta o la ausencia de ella le afectará ahora y el futuro.