Joseph Mac Lean
Quizá nunca sepamos la cantidad total de muertos ni el alcance multibillonario que dejó uno de los mayores desastres naturales de la historia de la Humanidad: un terremoto y posterior tsunami que arrasó una amplia zona del Japón el pasado 11 de marzo del presente año.
Para un país tan preparado para esta clase de acontecimientos, el costo económico y moral resulta extremadamente elevado; pues la crisis que todavía es incontrolada en las centrales nucleares de Fukushima tienen al mundo entero en vilo. El ejército japonés, con ayuda internacional, continúa a búsqueda de centenares de desaparecidos y removiendo escombros en las provincias de Miyagi, Iwate y Fukushima, las más golpeadas. Debido a que la amenaza de un nuevo tsunami prevalece, no se ha podido llegar a las zonas más afectadas aún.
Emergencia nuclear
Con el fuerte sismo, once centrales nucleares se detuvieron automáticamente, lo que ocasionó el corte de fluído eléctrico a millones de hogares, muchos de los cuales, sencillamente, ya no existían, porque o se derrumbaron con el temblor, o fueron consumidas por los incendios o, finalmente, fueron arrasadas por el tsunami. La falla eléctrica detuvo el sistema de enfriamiento que bombea agua al reactor. La radiación ha alcanzado níveles peligrosos, lo que derivaría en algún tipo de fuga radiactiva, un riesgo constatado por el Ministerio de Industria japonés.
La semana pasada, una enorme cantidad de agua radiactiva fue arrojada al Océano Pacífico, al no poder ser almacenada en tierra en ningún lugar seguro. Se desconoce, en realidad, el grado de contaminación, que ya alcanzó las costas norteamericanas. El riesgo de fuga, al menos en una de las centrales nucleares de Fukushima, prevalece hasta el día de oy, como lo ha reconocido el primer ministro japonés, Naoto Kan. Se ha ordenado la evacuación de unas 40, 000 personas adicionales, al haberse extendido en 10 kilómetros a la redonda de la planta, la zona de emergencia por el riesgo de fuga.
Efecto económico
El terrenoto, tsunami y crisis nuclear no pudo haber llegado en un peor momento para el Japón. Estaban a punto de dejar atrás la contracción económica y se esperaba la reactivacion de las exportaciones y el consumo. Los trabajos de recuperación de la zona afectada equivale a un endeudamiento público equivalente al 20% del PBI japonés. Pocos se atreven a pronosticar el costo económico de la tragedia y la recuperación. Grandes empresas como Sony y Toyota han tenido que cerrar muchas de sus plantas debido a los serios desperfectos.
Entre las zonas más afectadas por seísmo, la prefectura de Sendai, que destaca por la fabricación de automóviles y su producción agrícola y que aportaba a la economía japonesa el 1,7% del PBI, está prácticamente paralizada, con el consiguiente encarecimiento de los alimentos, por ejemplo, y el desempleo, por otra parte.
El yen, si bien se desplomó apenas ocurrido el desastre, se ha recuperado frente al dólar, lo que le permite al Japón mantener sus precios y captación de divisas de sus exportaciones.
Existe justificada preocupación acerca de la entera economía japonesa así como de otras naciones asiáticas que dependen de aquella. Es un hecho, que se introducirán correcciones, mientras los mivimientos sísmicos continúan en el Japón. El dinero que se inyectará para la reconstrucción, se espera colabore en la recuperación económica, aunque los efectos a corto plazo sigan siendo tan sombríos.