A pesar de haber transcurrido 25 años desde el accidente nuclear de Chernobil (26 de abril de 1986), el efecto de la radiactividad sobre el área circundante está muy lejos de estar superado. La zona de exclusión, cercana a la planta nuclear sigue restringida a la habitación humana.
Unos 200,000 kilómetros cuadrados de Ucrania, Bielorrusia y Rusia fueron contaminados con altos niveles de radionucleidos, entre ellos cesio-137, un material altamente tóxico cuyo período de semidesintegración es de 30 años y cuya permanencia en el medio ambiente llega a los 300 años. Depositado en el suelo, se incorpora a las plantas y animales y luego llega al hombre mediante la cadena alimenticia, convirtiéndose en una fuente de radiación interna. La nube radioactiva afectó también a todos los países de Europa.
En una inspec´ción, la organización ecologista GREENPEACE recogió 117 muestras de comida en decenas de localidades de diversas regiones ucranianas y las sometió a análisis de laboratorio, que comprobaron la presencia de radioactiovidad en muchas de esas muestras en niveles superiores a los permitidos por las autoridades sanitarias.
La contaminaci´n afecta especialmente a ciertos productos como la leche, ya que las vacas pastan en terrenos contaminados por la radiación, pero no fue muy diferente con las bayas y setas silvestres, zanahorias, remolachas, patatas y la carne. Lo curioso es que hay zonas cercanas a la central nuclear en Chernobil que tienen mucha menos radiacion de fondo que otras que están a cientos kilómetros de distancia.
En los últimos años, el Gobierno ucraniano ha ido reduciendo las ayudas que otorgaba a los campesinos residentes en las zonas afectadas, para comprar alimentos y no tener que recurrir a tierras contaminadas. La ayuda que solía ser de unos 40 euros mensuales ha descendido a 0,20 euros mensuales, una miseria en realidad. GREENPEACE ha denunciado también que el Gobierno ucraniano ha dejado de efectuar los análisis de alimentos que llevaba a cabo año tras año en esas áreas y de publicar los datos, lo que supone un riesgo para a salud pública.