El narcisismo es un trastorno de la personalidad que, en casos extremos, desemboca en conductas agresivas y violentas y que está detrás de algunas de las matanzas escolares.
No cabe duda que la adolescencia es una etapa conflictiva, pero hasta cierto punto, lo constituye un ciclo previsible, que padres y educadores atentos pueden controlar a distancia. Las evidencias de desajustes no escapan al escrutinio cotidiano. Todo adolescente, de una forma u otra, manifiesta rasgos antisociales, crueldad y tendencias paranoides, aunque el grado varía de individuo a individuo.
Hoy, la sociedad en su conjunto, valora al narcisista, en especial al exhibicionista. Éste busca que sus actos sean admirados y hasta aplaudidos por todos, pero no soportan las críticas, y pese a ir de "gallitos", su autoestima es bajísima, según explica Gonzalo Morandé, jefe de la Sección de Psiquiatría del Hospital Universitario Niño Jesús de Madris (España).
Los padres que observan que sus hijos fracasan en todo, no tienen empatía, llevan mal sus relaciones sociales, la convivencia en casa y los estudios no deben pasar por alto estas señales de alarma. El trastorno suele desarrollarse hacia los nueve o 10 años y llega a su punto álgido a los 14, y es mucho más común en los varones.