Es muy frecuente escuchar que "unas copitas estimulan el deseo, o te ponen 'caliente'". Pero, ¿es verdad que un poco de alcohol mejora el desempeño sexual?
Por un lado, algunos concuerdan en el poder relajante y deshinbidor que el alcohol produce, al parecer, en la mayoría de consumidores. Sin embargo, esos potenciales beneficios del alcohol dependen de que sea ingerido en muy poca cantidad, aunque la duración de esos efectos es muy breve en realidad.
Se ha comprobado que cuando se supera el uso moderado del alcohol, el efecto es totalmente el contrario, pues perturba el deseo sexual de los varones, impidiendo una buena erección (en potencia y durabilidad) y produce trastornos eyaculatorios (no presentes en estado de sobriedad). En las mujeres, produce serios trastornos en su capacidad orgásmica (ya problemática en estado de sobriedad).
Un efecto pernicioso, a largo plazo, es la posibilidad de caer en el alcoholismo. El alcohol ya no es un medio simplemente, sino se convierte en un fin. Y, al dañarse seriamente el cuerpo, la capacidad de reacción sexual disminuye paulatinamente, hasta que cesa por completo.
Así que, si piensa en tomarse unas copitas adicionales "para cobrar valor", piénselo detenidamente, pues puede que su desempeño sexual sea todo un desastre.