Por Joseph Mac Lean
El liderazgo que ejercen tanto los Estados Unidos y su socio, el Reino Unido de la Gran Bretaña, queda una vez más demostrado en su participación por mitigar la crisis financiera internacional. De los 10.8 billones de dólares americanos, ambos países han brindado la mayor cantidad de esa cifra, según informó el Fondo Monetario Internacional a los ministros del G20. Esa cifra no es poca cosa, pues para los americanos representó dedicar un 25% de su PBI (Producto Bruto Interno), y para cada americano supone una carga de US$10,000. Pero, en el mismo afán Gran Bretaña dispuso del 94% de su PBI, echando una carga sobre cada uno de sus ciudadanos de US$50,000.
Casi todo ese dinero de destinó al sistema bancario, el cual los gobiernos respectivos esperan recuperar la mayor parte. Pero en este asunto, una de las peores recesiones económicas de la historia, hay mucho más envuelto. Todas las economías del mundo, unas más y otras menos, muestran síntomas graves; pero a la cabeza están, sin duda, los Estados Unidos y la Gran Betaña.
Un temor creciente es que tanto el gobierno americano como el británico dupliquen sus deudas en 2010. Aunque a crisis comenzó con el negocio hipotecario, otros activos bancarios han sufrido igual o mayor daño, que alcanza numerosas y cuantiosas cancelaciones de préstamos bancarios no hipotecarios, que arrasaron con 10 años continuados de ganancias en ese sector.
¿Cuándo do terminará esta crisis? Nadie se atreve a dar siquiera un pronóstico. De hecho, muchos temen que demandará décadas de una paciente labor de recuperción antes de que las condiciones de préstamo vuelvan a los índices que mostraban antes de la crisis. Lo que es peor, se espera una recesión global de 2.3%, que debe ser asumida por todos los ciudadanos del mundo, de una forma u otra, aumentando así el número de desempleados por todo el mundo. La economía mundial perderá cada año que dure la crisis unos 2 billones de dólares americanos, a pesar de los planes de estímulo lanzados por los diferentes gobiernos.
Los gobiernos, como el británico por ejemplo, tendrán que elevar los impuestos para intentar recuperar la deuda que han contraído. Los intereses de la deuda del Reino Unido en 2014 podrían superar todo el presupuesto educativo.
Como es sabido, miles de ciudadanos en todo el mundo han perdido sus empleos por la crisis financiera. La sensación de riqueza ha disminuido como consecuencia de la caída del valor de sus activos. Incluso las acciones, y no sólo sus casas, han bajado estrepitosamente en su valor en tan sólo un año. En Gran Bretaña, la pérdida del valor hipotecario ha caído 15% y un 9% el valor de sus otros activos financieros. Estas cifras no toman en cuenta el valor de las deudas como los préstamos.
No hay duda que la crisis ha frenado los hábitos de consumo de los ciudadanos, lo que aumenta la recesión. Se espera que menos gente se endeude tan sólo para un billete de avión, o una pantalla de televisor nueva, por ejemplo.
Otra prueba más de la ineptitud de la gobernación humana. Cierto, es muy probable que también, a la larga o a la corta, logren salir de este callejón sin salida, pero el costo en sufrimiento y frustración (no medible en términos económicos) será enorme. El fracaso de los gobiernos para controlar la codicia humana, raíz de esta nueva plaga que asola a la humanidad, ha quedado patente una vez más. Ahora, los gobiernos de turno de las próximas décadas tendrán que imponer cargas más pesads en controles e impuestos a sus ciudadanos para aliviar la deuda contraída para paliar la crisis que benefició a unos pocos. Una verdadera injusticia, una más de las que se cometen en pos de la tan ansiada "libertad".