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lunes, 7 de diciembre de 2009

El adiós a Víctor Jara: Hijo de la rebeldía


Nudos de personas contenidos por la guardia de las juventudes comunistas. Más de tres mil asistentes fueron un cortejo de sentimientos encontrados. El golpe, los ejecutados, el ensañamiento con el cantor, sus jirones de ropa y el pecho acribillado de Jara. Entonces algunas abuelitas se enjugaban lágrimas y otros coreaban "El derecho a vivir en paz". Cerca de las once de la mañana, la gente ya enfilaba por la Plaza Brasil de Santiago hacía la calle San Pablo,con rumbo al Cementerio General. Una comparsa hacía su propia versión de la canción "El arado" dando saltitos de baile tinku, esa danza religiosa que significa encuentro.
Desde un edificio, dos hombres con el torso desnudo soltaron un lienzo para romper el ambiente tenso de los días previos a las elecciones. El paño atacó con la consigna "Víctor votaría por una asamblea constituyente". Algunos susurraban que era cierto. Entonces, mientras el cortejo partía, los cantores improvisados, guitarra en mano, hicieron corear a los presentes con "El cigarrito", otra vez "El derecho a vivir en paz", y la tierna "Luchin", himno a las infancias pobres y campechanas.
Todos aplaudían al terminar la canción hasta que entonaron "El pueblo Unido". Se veía bien la postal de bandera naranjas de los ex UTE( Universidad Técnica del Estado), las bandera rojas blandiendo y claveles marchitos. Todos llevanban claveles. Desde el jueves las imágenes más emotivas no han cesado. Sin duda el rostro más conmovedor de todos fue el de una abstraída Joan Turner junto al féretro, vestida de blusón blanco y acompañada de sus hijas Manuela y Amanda. A la viuda de Víctor Jara nunca le gustó el exceso de prensa que concitaba el cantautor.
En todos estos años, fue más bien una hormiga afanosa tratando de desenmarañar cada uno de los sucesos que aún no se esclarecen sobre el verdugo de su esposo. En medio de los abrazos de las juventudes comunistas, Joan dejó escapar que estaba emocionada. Jamás esperó tal concurrencia al velorio y funeral de su Víctor.
El jueves, los ojos inmortalizados de Jata miraban desde una gigantografía a un costado del féretro. Estaba rodeado de coronas de flores del Comité Central del Partido Comunista y de los estudiantes ex UTE de 1973 que estuvieron junto a él durante su detención. Sus restos descansaban en un féretro de madera y manillas de bronce, el mismo que lo cobijó hace más de tres décadas. Dicen que lo restauró Manuela. El poncho negro de puntas rojas, se lo obsequió Angelita Huenumán, la artesana musa de su canción que lleva el mismo nombre. Compañero Víctor Jara... Víctor Jara fue asesinado el 16 de Septiembre de 1973 en el Estadio Chile y arrojado a unos matorrales cerca de la Carretera Sur de Santiago. Fue llevado a la morgue, donde más tarde fue identificado por su esposa. Para sus más cercanos, su asesino no logró su objetivo: hoy Víctor es inmortal. Ese 11 de septiembre, hace más de tres décadas, 600 estudiantes y profesores se amotinaron en la UTE.
Al día siguiente, entre gritos, empujones y culatazos, los académicos fueron llevados al estadio Chile. Entre ese grupo se encontraba Víctor Jara, maestro de la escuela de Artes y Oficios de esa casa de estudios, en ese entonces. Los militares lo reconocieron y Víctor presagiaba algo malo. No cambió sus ropas con otro prisionero para confundir a sus captores, como aquí y allá decía un mito urbano. "Víctor jamás se habría escondido" aseguran sus compañeros más cercanos presentes en el velorio. Sus compañeros entrañables recordaron aquel día. Dicen que una linterna encandilando los ojos y una patada en las costillas no se olvida jamás. Emilio Daroch, de lentes y cejas canas, se acuerda de aquellos momentos dramáticos y de su amigo. Él, en ese tiempo era un estudiante de Economía y fue detenido junto a Jara. "Recuerdo que apenas alcanzamos a escuchar una especie de cañonazos cuando ya estábamos en el suelo siendo pisoteados por lo militares. Nos llevaron al estadio Chile donde estuvimos cinco días siendo maltratados física y sicológicamente".
La última vez vio a Víctor fue cuando los militares ordenaron apartar al "al prisionero Jara" del resto de la fila."Víctor fue separado de nosotros y siempre supo lo que iba a sucederle...", comenta. Asegura que en esa muerte injusta hay una especie de resarcimiento. "Es difícil enfrentar estos sentimientos, sobretodo después de haber visto vivo a Víctor, pero no fue en vano. Víctor vive en el corazón de todos", sentencia.
Otro testigo de ese momento fue Alvar Herrera, también ex estudiante de la UTE. Comenta que Jara es un icono de la Unidad Popular "Todo se manifestó en la Reforma Universitaria, Víctor fue representante de este movimiento chileno y latinoamericano. Tomó en sus manos el último proyecto de la UP, el último proyecto multitudinario y de hombres comprometidos...Siempre será recordado" recuerda. Hay alegría en el funeral, por ese sentido de fiesta popular, pero también tristeza. Se refleja en ese gesto automático de tragar saliva para no llorar que algunos hacen, cada vez que sus canciones golpean al cortejo.
Pero no todo era melancolía. En este preludio de su entierro al fin se salda esta deuda de un funeral sin flores, ni carroza. Ese secreto que celosamente guardó Joan Turner, su esposa y sus dos amigos para proteger el cuerpo de Víctor. Mireya García, vicepresidenta de la AFDD( Asociación de Familiares de Detenidos Desaparecidos) habló de esa deuda pagada. "Los chilenos teníamos una tremenda deuda con Víctor, que era despedirlo.
Hoy día tenemos el dolor y a la vez la tranquilidad de saber cómo murió. Tenemos el dolor porque él fue acribillado. Bastaban muchas menos balas para matarlo físicamente porque moralmente no ha muerto". Cuando fines de octubre el ministro Juan Fuentes Belmar reconoció que el cantautor había muerto de un shock traumático, producto de los más de cuarenta impactos de bala de su agresor. El cuerpo fue devuelto a su familia el miércoles, luego de que fuera exhumado en junio y analizado luego de una serie de peritajes. Por San Pablo calles de cités y de gente humilde como la que inspiraba a Jara, marchan miles de personas que quieren darle el último adiós. También caminan a paso cansino sus compañeros de detención, los mismos que lo vieron sostener su sonrisa hasta el último momento. Santiago arde con más de35 grados centígrados de calor. Joan, Manuela y Amanda hacen la primera guardia de honor para los asistentes antes de su entierro...La vida es eterna.