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sábado, 26 de diciembre de 2009

La Biblia contesta: ¿Por qué y cómo 'buscar la justicia de Dios'?

Por Joseph Mac Lean


Es evidente que los que desean agradar a Dios, tiene que buscar encarecidamente Su Justicia. La Biblia recalca este hecho en varios textos. Veamos algunos:

  • Isaías 1:17: Aprendan a hacer lo bueno; busquen la justicia; corrijan al opresor; dicten fallo para el huérfano de padre; defiendan la causa de la viuda.”
  • Miqueas 6:8: “Él te ha dicho, oh hombre terrestre, lo que es bueno. ¿Y qué es lo que Jehová está pidiendo de vuelta de ti sino ejercer justicia y amar la bondad y ser modesto al andar con tu Dios?”
  • Sofonías 2:3: “Busquen a Jehová, todos ustedes los mansos de la tierra, los que han practicado Su propia decisión judicial. Busquen justicia, busquen mansedumbre. Probablemente se les oculte en el día de la cólera de Jehová.
  • Mateo 6:33: ”’Sigan, pues, buscando primero el reino y la justicia de [Dios], y todas estas [otras] cosas les serán añadidas’”.
  • 1 Timoteo 6.11 “Sin embargo, tú, oh hombre de Dios, huye de estas cosas. Pero sigue tras la justicia, la devoción piadosa, la fe, el amor, el aguante, la apacibilidad de genio”
  • Efesios 4:23, 24: “Pero que deben ser hechos nuevos en la fuerza que impulsa su mente, y deben vestirse de la nueva personalidad que fue creada conforme a la voluntad de Dios en verdadera justicia y lealtad.
  • Hebreos 1:9: “Amaste la justicia, y odiaste el desafuero. Por eso Dios, tu Dios, te ungió con [el] aceite de alborozo más que a tus socios”

Estas citas recalcan la necesidad de no sólo conocer las normas justas de Dios, sino observarlas también. De hecho, la “coraza de la justicia” es parte de la armadura que proviene de Dios, útil para resistir los proyectiles encendidos del inicuo, el Diablo (Efesios 6:11-18). Para hacer cosas a la manera de Dios, es decir ‘efectuar Su voluntad, aquí en la Tierra’ (Mateo 6:9-10), debemos conocer y observar la justicia de Dios.

Esto es correcto puesto que Dios mismo es justo en grado supremo. De hecho la Biblia informa lo siguiente:

  • Deuteronomio 32:4: “La Roca, perfecta es su actividad, porque todos sus caminos son justicia. Dios de Fidelidad con quien no hay injusticia; justo y recto es él”
  • Salmo 33:5: “Él [Jehová] es amador de justicia y derecho. De la bondad amorosa de Jehová está llena la tierra”
  • Salmo 89:14: “Justicia y juicio son el lugar establecido de tu trono; bondad amorosa y apego a la verdad se presentan delante de tu rostro”

Es importante buscar y ejercer la justicia de Dios, porque aunque él es perfecto y hace salir su sol y da su lluvia a justos e injustos (Mateo 5:45), sólo otorgará su bendición y aprobación a quienes ‘obren justicia’, sin importar raza o condición social (Hechos 10:34, 35). De hecho, la Biblia informa el punto de vista equilibrado de Jehová, el Juez Supremo: “Porque tú no eres un Dios que se deleite en la iniquidad; nadie malo puede residir contigo por tiempo alguno” (Salmo 5:4; compare con Habacuc 1:13).

Dios ha decretado un Día de Juicio a toda la humanidad (Hechos 17:30-31), y sus decisiones son inmutables (Isaías 55:8-11). Los seres humanos, por milenios, sea por ignorancia o deseo expreso de repudiar la ley divina, han buscado muchas y variadas maneras de hallar justicia, y han fracasado rotundamente. Los gobiernos humanos han inundado a sus súbditos de torrentes de leyes y reglamentos. ¿Cuál es el resultado? Confusión y demasiada injusticia y corrupción. Se ha demostrado que el hombre no sabe gobernar al hombre (Jeremías 10:23). De hecho, se puede comprobar la veracidad de la Biblia (Juan 17:17): “Cuando los justos llegan a ser muchos, el pueblo se regocija; pero cuando alguien inicuo gobierna, el pueblo suspira.” (Proverbio 29:2). También en el ámbito familiar ejercer la justicia de Dios, con equilibrio, buen juicio y abundante corazón sano resulta en el mejor bien para todos (Deuteronomio 6:6,7; Efesios 6:4).

No en vano la Biblia menciona que lo que más hay que salvaguardar es el corazón (Proverbios 4:23; Jeremías 17:9). Por eso, como ya se mencionó antes, el ponerse la ‘coraza de la justicia’, protege el corazón figurativo, el centro de emociones, sentimientos e intenciones. En la Biblia están todas las regulaciones y leyes que Jehová ha provisto al hombre. Cuando la leemos, meditamos y aplicamos, se opera un cambio en nuestro corazón: “Porque la palabra de Dios es viva y ejerce poder, y es más aguda que toda espada de dos filos, y penetra hasta dividir entre alma y espíritu, y entre coyuntura y su tuétano, y puede discernir pensamientos e intenciones del corazón” (Hebreos 4:12). Esto es así, porque hace funcionar la conciencia de cada uno, de acuerdo a su tendencia, gustos y personalidad.

Reación variada

Sin embargo, no toda persona reacciona favorablemente cuando lee la Biblia. Recordemos el caso de Caín, quien fue instruido por Dios sobre apartarse del camino incorrecto. Pero, no hizo caso, y más bien actuó más inicuamente aún (Génesis 4:5-8). Al pecar así contra el espíritu santo, desoyendo la advertencia divina, se condenó así mismo a muerte o destrucción eterna (Mateo 12:32). Del mismo modo, Balaam y Coré, por su rebeldía recibieron advertencia, pero al tampoco hacer caso murieron para siempre (Judas 11). Abundan los casos similares, entre ellos los fariseos y los saduceos de los tiempos de Jesús, quienes de boca para afuera lo alababan, pero que lo odiaban hasta el punto de maquinar su muerte (Mateo 22:16, 18; Juan 8:37). Como indicó Jesús no basta con ‘conocer las Escrituras’ para obrar la justicia de Dios (Mateo 22:29). Hay hasta quienes impiden ser alcanzados con la luz de la verdad bíblica, porque aman las obras de la oscuridad y la injusticia (Juan 3: 19-21), mientras que por fuera siguen afirmando seguir a Jesucristo (Mateo 7:21), el testigo Fiel y Verdadero (Revelación 1:15), que traerá el justo decreto de Dios de pagar a cada uno según sus obras (1 Tesalonicenses 1:6-9).

Felizmente, aunque no todo oído quiere prestar atención a la poderosa justicia divina que se está declarando hoy, el único medio de salvación (Romanos 1:18), miles de personas, al ser alcanzadas por la predicación mundial de las buenas nuevas del reino por toda la tierra habitada (Mateo 24:14; 28:19-20), reaccionan y estudian las Escrituras para ser hombres y mujeres de Dios y que sus obras estén armonía con la voluntad y la justicia del Creador, Dios (Hechos 17:11; 2 Timoteo 3:16-17). Recuerde que ‘solo el que hace la voluntad de Dios (que incluye su justicia) permanece para siempre’ (1 Juan 2:17).

Dese una oportunidad de conocer qué hay realmente en su propio corazón. Lea la Biblia con mente abierta, como quien se mira en un espejo para conocer su apariencia (Santiago 1:22-25). Poco a poco deje que la verdad de Dios, revelada en su palabra inunde su mente y corazón (Proverbios 4:18) y permita que su facultad de raciocinio comprenda lo injusta que es la gobernación humana en comparación con la justa ley divina (Isaías 55:8-9) y la esperanza que ella brinda. Tal vez con el tiempo dirá, como Jesucristo: “Tu palabra es la verdad” (Juan 17:17). Como lo dice la Biblia repetidas veces, la persona que hace eso será feliz (Salmos 1:1-2; Mateo 5:3; Revelación 1:3), no por unas cuantas décadas, sino para siempre (Salmos 37:29; Proverbios 2:20-22; Juan 17:3).