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sábado, 15 de agosto de 2009

"Los Pilares de la Tierra", de Ken Follet



El gran maestro de la narrativa y el suspense nos transporta a la Edad Media, a un fascinante mundo de reyes, damas, caballeros, pugnas feudales, castillos y ciudades amuralladas. El amor y la muerte se entrecruzan vibrantemente en este magistral tapiz cuyo centro es la construcción de una catedral gótica. La historia se inicia con el ahorcamiento público de un inocente y finaliza con la humillación de un rey. Los pilares de la tierra es la obra maestra de Ken Follett y constituye una excepcional evocación de una época de violentas pasiones.

Es una extensa novela de casi 1300 páginas, pero bien vale la pena leerla.

Argumento:
Esta historia se ambienta en época medieval, y se articula a través de personajes y línea narrativas independientes que posteriormente se entrelazan. El argumento se centra en la construcción de una catedral en Kingsbridge (localidad situada en el suroeste de Inglaterra, cerca de Plymouth y Torbay, en la región de Devon), que introduce el nuevo estilo gótico asimilando los hallazgos de la Iglesia de Saint-Denis (próxima a París), y a su alrededor recrea varias historias y personajes que hacen que la construcción pase a segundo plano.Comienza con un ahorcamiento y una maldición, y salta unos años para contar la peripecia de la familia de Tom, constructor cuyo sueño es crear una catedral, pero que ha de luchar contra la pobreza, la falta de trabajo y dinero, y los problemas políticos que irrumpen en su existencia. Por otro lado, el monje Philip, que logra el cargo de Prior de Kingsbridge, revolucionando el priorato y la población que de él depende con sus mejoras y su extrema bondad y fe en Dios. A pesar de ser una época oscura para el sexo femenino, Ken Follet introduce su mirada del siglo XX, con retratos de mujeres independientes, emprendedoras, audaces y cultivadas, con relevancia social y respetadas por los hombres, rasgos que podrían considerarse anacronismos o por lo menos improbables. Así, Aliena, la hija de un conde, cae en desgracia cuando su padre es capturado tras un asalto a su castillo, pero se impone a los hombres que se interponen en su camino, del mismo modo que Ellen lucha por la justicia y defiende su criterio ante la iglesia católica o su propio marido. Sus vidas y las de sus hijos, castillos y princesas, amores, venganzas, injusticias, y pasiones de ida y vuelta han entretenido y cautivado a miles de lectores hechizados por un relato épico y romántico. Sin embargo, su estilo literario parece más preocupado por la emoción y el relato que por la estética de la prosa, y lectores atentos pueden objetar anacronismos psicológicos que ensombrecen los logros de este superventas.

Si le quedó corta la novela, es bueno saber que hay una segunda parte: Un Mundo Sin Fin.