Hacía muchos años que Egipto fascinaba a los francese. Ya en tiempos del rey Luis XV, tras la pérdida de Canadá frente a los inglese, se había contemplado la polsibilidad de colonizar rl valle del Nilo. En este sentido, Napoleón Bonaparte no fue ninguna excepción: desd pequeño soñaba con conquistar Oriente.
El general deseaba empaparse de todo aquello que había leído en libros como Description de l'Egypte (1735), de Bernard de Maillet, o Voyage en Syrie et en Egypte (1787( de Constantin Francois Chasseboeuf, conde de Volney. Desde siempre lo había fascinado Egipto, aún sin conocerlo. Con 21 años había escrito Masque prophète ("El profeta de la máscara"), un cuento corto oriental sin mucho valor literario pero lleno de significado. ya que explicaba una revuelta popular contra el califa. Un texto premonitorio de la gran expeedixión que iba a emprender en el futuro.
Por eso, además del interés político que suponía Egipto para Napoleón, este tuvo mucho interés en que la expedición contara con una misión científica que debía desvelar los secretos guardados de la antigua cultura de los faraones. El centro de operaciones de las comisiones científicas que exploraban el territorio palmo a palmo fue el Instituto de Egipto, instituición estable creada el 22 de agosto de 1798 por el propio napoleón. Sus objetivos eran tres: descubrir y estudiar Egipto, propagar la Ilustración y opinar sobre las consultas pertinentes que realizase el Gobierno. El Instituto fue la osesión de Napoleón y tanta fue la atención que dedicó a este, que se le apodó como su amante.
Organizado en cuatro secciones, cada una de ella con doce miembros, fue el embriónde la futura egiptología - auqnue esta se desarrolló hasta mediados del siglo XIX, muchos años después de la capitulación de Napoleón -. Por esta razón, los resultados que obtuvieron los científicos de la expedición fueron las bases de la primera historia -desde parámetros científicos- que se escribió sobre el antiguo egipto.
(Fuente: Revista CLÍO del 22 de agosto de 2003)