Por César Fuentes Rodríguez
Fernando Vallejo, el escritor colombiano autoexiliado en México, se nos presenta con un libro totalmente atípico no sólamente en su producción sino entre los tratados habituales del género. Si bien el tema no es el corriente en sus novelas ("La Virgen De Los Sicarios" y "El Desbarrancadero", entre las más famosas), tampoco resulta del todo ajeno; uno asocia a Vallejo a tramas escabrosas donde afloran conflictos relacionados con drogas, patotas, sida, homosexuales, defensa de los derechos de los animales y profundos dramas familiares, y acaso no se espera un ensayo dedicado a temas religiosos, o mejor aún, a la condena de la religión cristiana en su conjunto.
El título de "La Puta De Babilonia" hace alusión a la manera en que los herejes cátaros se referían a la Iglesia Católica a través de una cita del Apocalipsis, y así se refiere Vallejo a ella, con éste como el menos revulsivo de los muchos epítetos que le dirige.
Asombrosamente, y muy lejos de la pretensión de mesura y objetividad que suele prevalecer en este tipo de obras de divulgación anti-religiosa que vienen apareciendo cada vez con más frecuencia y solidez desde la Ilustración, el colombiano utiliza un lenguaje tremendamente agrio y soez, que por momentos pide a gritos un corrector literario.
Ya, de hecho, el libro se abre con una lista de improperios de toda laya que no por justificados resultan menos impactantes y que desembocan en la declaración personal y estridente del autor: "la impune bimilenaria tiene cuentas pendientes conmigo desde mi infancia y aquí se las voy a cobrar". Sin embargo, más allá de las quejas de los puristas del idioma, poco podrá objetarse en cuanto a la erudición y la documentación del material ofrecido, de las que Vallejo da sobradas pruebas y hasta se toma el trabajo de citar en griego o en latín cada vez que la ocasión lo amerita.
Otro aspecto sorprendente es la forma en que está organizado. En vano buscará el lector un índice que lo oriente acerca de los puntos tratados, una separación en capítulos o un prólogo revelador que lo ponga en perspectiva. No, Vallejo lanza al lector sin aviso a una cabalgata de más de trescientas páginas encadenando los crímenes incontables del Vaticano, las mentiras sobre el origen del Cristianismo, los engaños en cuanto a la historicidad de Jesús, la falsificación de los textos sagrados y la hipocresía incesante de los representantes de la Iglesia, no hay descansos, no hay señales, no hay advertencias ni claudicaciones.
Como si la masa caótica de la escritura respondiese con su estilo literario a los avatares tumultuosos de la tragicomedia humana que trata de reflejar sin distinguir hitos ni etapas en su devenir alocado. Saltando de un asunto a otro como si se tratase de un arduo ejercicio de libre asociación (y puesto que, como asegura, dentro del Cristianismo todo, absolutamente todo, incluyendo su Jesús, sus apóstoles y sus evangelios, es falsedad y mentira), Vallejo no se priva de nada, llama al pan pan y al vino vino y dice mierda donde otros dicen amén. Un libro valiente, comprometido, incendiario, para leer con los dientes apretados y mandar de una buena vez al último fondo del retrete la máscara tartufa de lo "políticamente correcto".