Wilma Rudolph (Marksville), (Tennessee), 23 de junio de 1940 - 12 de noviembre de 1994) fue una atleta estadounidense. Era la vigésima de 22 hermanos de una familia pobre. Niña prematura, tuvo una doble neumonía a los cuatro años, y con seis, un ataque de poliomielitis le dejó paralizada una pierna durante varios años. A pesar de eso, su tesón le llevó a superar estas contrariedades, y fue una buena jugadora de baloncesto y corredora en el instituto.
Compitió en los trials clasificatorios para los Juegos Olímpicos de Melbourne en 1956, obteniendo una plaza en el equipo olímpico gracias a su segunda plaza en los 200 metros lisos. Sin embargo, cayó eliminada en su serie, al quedar tercera en su serie tras la soviética María L. Itkina y la alemana Kohler. Participó en el relevo de 4 x 100, en donde el equipo de Estados Unidos quedó en tercera posición, tras Australia y el Reino Unido.
Rudolph ganó en 1957 el campeonato nacional junior de 75 y 100 yardas. La maternidad interrumpió su progresión en 1958. En 1960 ganó en los trials de selección para los Juegos Olímpicos de Roma 1960, las pruebas de 100 y 200 metros lisos. En esos juegos olímpicos obtuvo la medalla de oro en ambas pruebas, así como también en el relevo corto. En 1961 en Moscú igualó el record mundial de los 100 metros planos con 11,3 y lo rompió en Sttutgart cuatro días más tarde con 11,2 convirtiéndose en la mujer más rápida del mundo.
Su gracia y belleza, así como la agilidad le valieron el sobrenombre de "La gacela Negra". Se retiró a finales de 1962, con 22 años, y murió en 1994 de un tumor cerebral.