Olga Valentínovna Kórbut (bielorruso: Во́льга Валянці́наўна Ко́рбут; ruso: О́льга Валенти́новна Ко́рбут) es una gimnasta de la antigua Unión Soviética, nacida en Grodno, Bielorrusia, el 16 de mayo de 1955. Destacó en los Juegos Olímpicos de Múnich 1972 ganando tres medallas de oro, y fue una gimnasta original e innovadora, que introdujo elementos de gran dificultad en sus ejercicios y fue querida y admirada por los aficionados de todo el mundo.
Olga Kórbut empezó a entrenarse como gimnasta cuando tenía ocho años. A los once pasó a estar entrenada por Renald Knysh, un reconocido preparador que supo desarrollar sus cualidades y convertirla en una gran estrella. Ambos revolucionaron el deporte de la gimnasia, pues frente al tradicional énfasis en los elementos de ballet y las elegancia en las coreografías, su programa se basaba en explosivos saltos y piruetas de gran dificultad y riesgo, potenciando los aspectos atléticos sobre los artísticos.
En 1969 participó por vez primera en los campeonatos nacionales de la URSS, donde con solo 15 años era la participante más joven, y acabó en quinta posición. Al año siguiente ganó una medalla de oro en salto en estos mismos campeonatos.
Tenía 17 años cuando compitió en los Juegos Olímpicos de Múnich 1972, y esa sería su competición más importante, convirtiéndose en la verdadera estrella de la gimnasia en esos juegos. La competición por equipos, disputada en primer lugar, consolidó el reinado de la Unión Soviética por sextos Juegos Olímpicos consecutivos, y Olga Korbut causó sensación por su fantástico ejercicio en las paralelas asimétricas, para muchos el mejor ejercicio visto en unos juegos hasta ese momento.
Sin embargo Olga Kórbut no fue la ganadora en el concurso individual, que se llevó su compatriota Ludmilla Tourischeva, y ni siquiera obtuvo ninguna medalla en él. A la fama que Olga alcanzó en Múnich contribuyó el dramático desastre de este día, cuando tras hacer excelentes ejercicios en salto y barra de equilibrios, durante su actuación en las paralelas asimétricas y ante millones de espectadores que lo veían por televisión, se desplomó sobre el suelo. Las lágrimas de desesperación de aquella muchacha conmovieron a todo el mundo. Por culpa de este fallo, Olga solo acabó séptima clasificada. Sin embargo al día siguiente en las finales por aparatos Olga Kórbut ganó dos medallas de oro, una en la final de suelo y otra en la de barra de equilibrios, y otra de plata en paralelas asimétricas, empatada con la alemana oriental Erika Zuchold. Así se convirtió en una leyenda.
La siguiente competición importante fueron los campeonatos de Europa de 1973 celebrados en Londres donde volvió a finalizar segunda en el concurso individual, de nuevo tras Ludmilla Tourischeva. En ese mismo año participó en una gira por Estados Unidos que congregó a gran cantidad de público para ver su exhibición de arriesgados ejercicios. En los Campeonatos del Mundo de Varna, Bulgaria, en 1974 Olga ganó el oro por equipos con la Unión Soviética, y las medallas de plata en el concurso individual (tras Tourischeva) y en las finales de suelo y barra de equilibrios.
Su despedida de la grandes competiciones tuvo lugar en los Juegos Olímpicos de Montreal 1976. Pero allí las miradas ya no estaban puestas en Kórbut pues se estaba coronando a la nueva reina, la rumana Nadia Comaneci, que eclipsaría todo lo demás. En Montreal la Unión Soviética volvió a vencer por equipos y Kórbut obtuvo otra medalla de plata en la barra de equilibrios.
Oficialmente se retiró de la gimnasia en 1977, y ese mismo año contrajo matrimonio con Leonid Bortkevich, miembro de un conocido grupo musical ruso llamado Pesniary. Tuvieron un hijo llamado Richard en 1979, aunque luego Olga y Leonid se divorciaron.
A nivel técnico los dos elementos más importantes que Olga Kórbut introdujo en la gimnasia artística se conocen como el Salto Kórbut, que es un salto mortal atrás sobre la barra de equilibrios, y el Flip Kórbut, que es una suelta en las barras asimétricas en la que la gimnasta se da la vuelta en el aire antes de volver a asirse a la barra. Estos elementos son hoy totalmente habituales e incluso ya han sido superados por otros de mayor complejidad, pero en su momento causaron sensación.
A nivel popular Olga siempre supo captar la atención del público, y aunque nunca ganó un título olímpico, mundial ni europeo en el concurso individual, y su palmarés no puede compararse con el de Ludmila Turíshcheva, fue un ídolo de masas y un modelo para las niñas de todo el mundo que querían parecerse a ella, contribuyendo a una difusión sin precedentes del deporte de la gimnasia. Olga inauguró una nueva generación de gimnastas bajas y delgadas (media 1'49 y pesaba 38 kg), pero de gran potencia muscular y explosivos movimientos. En adelante todas las campeonas responderían a este perfil.