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viernes, 22 de junio de 2012

Honoré de Balzac y la "Comedia Humana"

Honoré de Balzac[1] (Tours, 20 de mayo de 1799 - París, 18 de agosto de 1850) fue un novelista francés representante de la llamada novela realista del siglo XIX. Trabajador infatigable, elaboró una obra monumental, la "Comedia humana"; ciclo coherente de varias decenas de novelas cuyo objetivo es describir de modo casi exhaustivo, a la sociedad francesa de su tiempo; según su famosa frase, hacerle "la competencia al registro civil".
Honoré de Balzac nace en Tours, en el seno de una familia burguesa. Su padre, cuyo nombre de nacimiento era Bernard-François Balssa, procedía de una pobre familia de agricultores de Tarn, región al suroeste de Francia. De espíritu emprendedor, Bernard-François abandonó su aldea natal y en 1760 marchó a París, con la determinación de mejorar su estatus social. Gracias a la educación básica que había recibido por parte de un párroco familiar suyo, Bernard-François encontró empleo como funcionario en la secretaría del Conseil du Roi (Consejo del Rey), aunque las afirmaciones de que en 1776 era Secretario del Conseil, e incluso avocat du roi, parecen ser invenciones del propio Bernard-Francois.
Pese a la oposición familiar, logra su objetivo y en el verano de 1819 se instala en París, donde vive pobremente en el 9 de la rue Lesdiguières hasta 1821. En ese período compone Cromwell (1820), una obra en verso según el estilo de Schiller, de temática histórica, gran torpeza y de muy baja calidad. Al leerla ante su familia, que se muestra tremendamente confundida con respecto a la calidad de la misma, logra que su cuñado, un ingeniero de caminos, se la presente al profesor de literatura de la Ecole Polytechnique, quien la rechaza amablemente y aconseja a Balzac dedicarse a la prosa.
Desanimado, temiendo que deberá dedicarse pese a todo a la notaría, en 1821 conoce a Auguste Lepoitevin, un aspirante a escritor que, al apreciar la extraordinaria capacidad de trabajo de Honoré, propone a Balzac crear una curiosa asociación literaria, en la que éste escribe novelas cortas de folletín que Lepotevin se encarga de vender al editor. Tras publicar en menos de un año y bajo pseudónimo tres novelas en colaboración con Lepoitevin, Balzac se independiza y decide dedicarse de lleno a ese negocio literario, con la esperanza de hacerse lo suficientemente rico en el menor período posible, a fin de poder dedicarse posteriormente a la auténtica literatura. La desbordante capacidad de trabajo de Balzac le lleva a comenzar a recibir y aceptar encargos de todo tipo. En el período que va de 1821 a 1829, Balzac escribirá por encargo de editores sin escrúpulos, bajo varios pseudónimos, a veces incluso permitiendo que otros firmen sus obras, multitud de novelas de ínfima calidad (al menos se conocen nueve de ellas, pero se sospecha de al menos otras tantas; el propio Balzac no quiso dejar constancia de cuáles eran suyas. También escribiría obras de ciencias naturales, historia, artículos periodísticos, panfletos políticos,todo ello por encargo de editores que esperaban una entrega rápida y eficaz. El estilo de Balzac, que a veces resulta desarreglado y poco estable, parece sufrir por estos años en los que, a decir de Stefan Zweig, Balzac vende su alma al mejor postor.
En 1829, a la edad de 30 años, y acosado por los acreedores, encuentra por casualidad un episodio de la Guerra de los Chuanes con el que se siente especialmente inspirado. Influido por la obra de Walter Scott, decide novelar el episodio, para lo cual recurre a uno de las personas que lo vivieron, el anciano general de Pommereul, viejo amigo de su padre a quien, esperando huir de sus acreedores de París, visita en Fougéres. En esa localidad completa la novela, cuya calidad, muy por encima de los folletines que había producido hasta entonces, le anima a firmarla con su nombre. La novela, que parece inicialmente con el título de El último chuan (posteriormente la revisaría y volvería a publicar como Los Chuanes), se vende mal, pero le permite llamar la atención. En unos pocos años se convierte en el personaje de moda y en el autor más prolífico de París. Su asombroso rendimiento se debía a su hábito de escribir alrededor de 15 horas diarias, en la tranquilidad de la noche, y bebiendo litros de café negro. Lo hacía en completo aislamiento, por lo que la crítica se ha cuestionado tradicionalmente de dónde podía obtener el autor el aluvión de datos de todo tipo (sociedad, economía, sucesos, habladurías...) que saturan sus novelas.

Sus primeros verdaderos éxitos ante el público datan de 1831, cuando aparece La Peau de chagrin, que aparece en la Revue de Paris. Esta novela, de carácter semifantástico, recibiría el elogio de la crítica (entre ellos, el anciano Goethe) y del público, y sellaría así el prestigio literario de Balzac. Entre otras curiosidades, es la primera novela en la que se le ocurre hacer reaparecer a sus personajes de una novela anterior.
En1832 concibe por primera vez la idea de crear una serie de novelas interrelacionadas que retraten a la sociedad de su tiempo. Estas novelas, que integrarán las Scènes de la vie privée, serán el germen de la gran obra de Balzac, la Comédie Humaine (La Comedia Humana). Dentro de las escenas se incluyen sus grandes éxitos de la década de los años treinta, como Eugénie Grandet (1833), que será el primer gran éxito de ventas; y Le Père Goriot (1835), una de sus novelas más famosas. Durante esta década Balzac, pese a conocer un éxito sin precedentes, se ve acosado por problemas económicos originados por los ruinosos negocios en los que invierte: compra unas antiguas minas romanas en Cerdeña, creyendo que se había encontrado una nueva veta de oro en las mismas, e incluos llega a visitarlas, volviendo a París presa de un gran entusiasmo que pronto se trunca al ver que ha sido engañado.
A la par, conoce al gran amor de su vida, Ewelina Hańska, condesa de origen polaco, en 1832. Fue la propia condesa quien, tras haber leído la Piel de Zapa, se pone en contacto con Honoré. Primero le enviará una serie de cartas anónimas y sin remite, firmadas como L'Etrangére (La Extranjera), y para permitir a Balzac contestarle, le sugiere que ponga una serie de crípticos anuncios en la Gazette de France y l'Observateur. Pronto inician una correspondencia que durará quince años, y en la que Balzac, que imagina que su misteriosa corresponsal es cuanto menos una princesa rusa de vastísima fortuna, pone todo su entusiasmo en construir una relación amorosa con la condesa Hanska. Se ha señalado que para la condesa, una mujer casada muy celosa de su estatus social, la relación con Balzac era más que nada un entretenimiento con el que pasar el tiempo en la soledad de su hacienda en Ucrania, por lo que en general se mostrará fría y manipuladora con Balzac. Aun así, mantendrán relaciones esporádicas, que le llevarán a visitar la condesa en Suiza cuando en 1833 se encuentra de vacaciones con su marido (con el que trabará relación y quien creerá que Balzac es una nueva amistad de su familia), así como, al año siguiente, a Viena, donde Balzac puede valorar su auténtica fama internacional cuando toda la alta sociedad vienesa lo recibe con los brazos abiertos. Tras la muerte del barón Hanska en 1842, Balzac imagina que la condesa Hanska estará dispuesta a sellar su amor con el matrimonio, y comienza a insistirle acuciantemente en ese sentido. Sin embargo, la condesa, que teme por su herencia y su estatus, y que en realidad no ama a Balzac, se muestra reticente; a lo largo de los siguientes ocho años, tratará de evitar cualquier compromiso con el escritor, arguyendo todo tipo de excusas: carecer del permiso del zar, problemas con el testamento de su marido, necesidad de buscar a su única hija un buen marido antes de contraer matrimonio con Balzac,... Finalmente, para forzar la situación, Balzac viaja a San Petersburgo, en Rusia, en 1848, donde parece sacarle un compromiso. En 1849 viaja a Wierchownia, la hacienda ucraniana de la condesa, donde parece conseguir un compromiso matrimonial definitivo. Tras volver a París, regresa de nuevo a Ucrania a comienzos de 1850, donde, debido al rigor del invierno y su quebrantada salud, cae enfermo. La condesa, viendo que en todo caso Balzac no sobrevivirá gran tiempo, accede al fin a casarse con él, y contraen matrimonio el 14 de mayo de 1850, pocos meses antes de la muerte del escritor (18 de agosto).
La Comedia Humana y fallecimientoEn 1842 Balzac, viendo como avanza sus Scènes de la vie privée, decide ampliarlas, y publica su famosa avant-propos, el plan editorial en el que delinea las características y contenidos de su opus magnum, la Comedia humana (por contraposición con la Divina Comedia de Dante).[33] En ella pretende agrupar el conjunto de su obra, para ofrecer un estudio de la sociedad francesa entre la caída del Imperio y la Monarquía de Julio (1815-1830). De este magno proyecto, 50 de las 137 novelas que debían componerlo quedaron incompletas.

En 1843, y ya dentro de la "Comedia Humana", publica "Las ilusiones perdidas", bildungsroman que narra las desventuras de Lucien de Rubempré, un joven poeta que trata de medrar en el París de la época. La novela halla su continuación en Esplendor y miserias de las cortesanas, en la que Luciern trata de recuperar el estatus perdido con la ayuda de uno de los personajes más recurrentes de Balzac, el pícaro Vautrin. "El primo Pons" (1847) y "La prima Bette" (1848), narran el contraste social entre ambos personajes y sus más acaudalados parientes, criticando la hipocresía social con la que son tratados. Para componerlos Balzac se basó en sus experiencias como notarios de Passez. Para 1847, la salud de Balzac se había resentido notablemente, y la finalización de estas novelas fue para él todo un logro.
En 1850, tras una serie de problemas económicos, problemas de salud y la prohibición expresa del zar, Balzac contrae matrimonio en Wierzchownia (Ucrania) con la condesa Hanska, con la cual se traslada a vivir a una espléndida residencia a las afueras de París. El viaje de regreso empeora la delicada salud de Balzac, que padecerá graves problemas de salud hasta su muerte cinco meses después. El día de su muerte había sido visitado por su amigo y gran admirador Victor Hugo, quien se encargará de ofrecer el famoso panegírico sobre Honoré. Balzac fue enterrado en el Cementerio de Père-Lachaise de París, y su figura se conmemora mediante una monumental estatua encargada al escultor Auguste Rodin, la cual se sitúa en la intersección de los bulevares de Raspail y Montparnasse.
Víctor Hugo pronunció las siguientes palabras en su funeral: "A partir de ahora los ojos de los hombres se volverán a mirar los rostros, no de aquellos que han gobernado, sino de aquellos que han pensado". Al funeral acudieron asimismo Frédéric Lemaître, Gustave Courbet, Alejandro Dumas padre e hijo, y otros muchos.

Citas y Frases célebres de Honré de Balzac

A veces hablamos mucho y decimos poco. Para expresar más, conviene pensar más.

Ceder a un vicio cuesta más que mantener una familia.

El amor no es sólo un sentimiento. Es también un arte.

En el trabajo olvido mis sufrimientos... ¡El trabajo es mi salvación!

La avaricia empieza donde termina la pobreza.

La elegancia no consiste tanto en el traje sino en el modo de llevarlo.

Sencillo es todo lo verdaderamente grande.

Sólo los necios se ríen de los que no entienden.

Un hombre nuki es algo horrible. Pero hay una cosa peor: un hombre anulado.

Un libro hermoso es una victoria ganada en todos los campos de batalla del pensamiento humano.

[Adaptado del extenso artículo aparecido en wikipedia.org en español]