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lunes, 28 de marzo de 2011

Casos y cosas de la lengua española (marzo 2011)

Canguro: El nombre de este mamífero marsupial de Australia y Nueva Guinea fue registrado por primera vez en 1770 en los diarios de viaje del capitán James Cook y de Joseph Banks, con las grafías kangaroo (Cook) y kangaru (Banks). Ambos exploradores británicos coincidieron en que ese era el nombre que le daban al animal los nativos del río Endeavour, en el noreste de Queenland, Australia. Aunque algunos geógrafos británicos han objetado que esta denominación puede haber sido un localismo limitado a algún pequeño lugar de Australia o aun provenir de una transcripción errónea, la palabra llegó al español mediante el francés kangourou con la grafía actual a partir de 1890 y en 1899 quedó incorporado en el DRAE.


Carnaval: Es el período de tres a cinco días que, para los católicos, precede al inicio de la Cuaresma y, principalmente el de la fiesta popular que se celebra en esos días, que consiste en bailes de máscaras, disfraces, comparsas y otros regocijos bulliciosos. Algunos antropólogos han dicho que el Carnaval es una fiesta de inversión social, en la que los pobres se sienten ricos (sin serlo) y los podeosos trabajan en estas fiestas al servicio de las habitantes de los barrios más pobres a quienes explotan el resto del año. De acuerdo con esta tesis, esta inversión (al menos en sus raíces) funciona como una válvula de escape que alivia tensiones sociales y permite el mantenimiento del statu quo. Esto es particularmente cierto en el Carnaval de Río de Janeiro donde no es etxtraño ver a un empresario o a un diplomático empujando un carro alegórico, desde lo alto del cual un favelado saluda majestuosamente al público, vestido de emperador romano o de dios griego (nada que ver con la fe cristiana, ¿verdad?). El origen de la fiesta se remonta a las celebraciones orgiásticas que se celebraban por todo el Imperio Romano en honor de Baco y de Saturno, conocidas como bacanales y saturnalias, respectivamente, pero estrictamente el origen de la palabra Carnaval se sitúa en la Italia medieval principalmete en Roma, Florencia, Venecia, Turín y Nápoles. En español, Carnaval aparece ya en el diccionario de Nebrija, en el cual se le define como "carnes tollendas: carnis priuium o 'privación de la carne'. En cuanto al origen de la palabra, los estudiosos coinciden en la voz italiana carnevale que proviene del antigo carne levare, quitar la carne porque después del Carnaval los católicos inician el período de la Cuaresma, cuarenta días durante los cuales no se come carne .


Cocodrilo: En la Europa medieval, el cocodrilo era un animal poco menos que mitológico, conocido apenas por las referncias de griegos y latinos que lo habían visto en Egipto. Los romanos lo llamaron crocodilus, palabra qu tomaron del griego krokodeilos. n textos españoles, se registra desde 1251 como cocodrillus y un siglo más tarde Juan Manuel menciona al animal con el nombre coquedriz. Corominas observa que se trataba de una confusión con la voz del bajo latín calcatrix, que denominaba en realidad no al cocodrilo sino a la mangosta, un animal adorado por los egipcios por su hábito de devorar los huevos del temible saurio. Los griegos acuñaron el nombre, tomándolo de kroké 'piedra' y drilos 'gusano', después de haber observado a los cocodrilos disfrutar del calor del sol sobre bancos de arena y en la ribera de los ríos, quietos como piedras.


Cuaresma: Palabra castellana formada a partir del latín quadragésima dies (día cuadragésimo), debido a los cuarenta días que dura este período de ayuno y penitencia que los católicos guardan a partir del llamado 'miércoles de ceniza' (un día después de culminar el Carnaval) hasta la Pascua. La palabra se emplea en español desde por lo menos el siglo XV.


Guardia: Los guerreros germánicos protegían sus campamentos apostando vigías o centinelas que llamaban wardja, palabra derivada del germánico muy antiguo wardon, 'seguir con la vista' , 'vigilar', 'prestar atención'. En itliano, wardja dio lugar al verbo guardare, 'mirar' y en francés a regarder, 'mirar' así como en inglés a to guard, 'vigilar. En castellano, dio origen a guardar, así como a guardia, guardián y vanguardia, entre otros vocablos.


Hinojosa: Apellido castellano que hoy se extiende. Cuenta la leyenda que un caballero de los tiempos del Cid campeador antes de morir sobre una mata de hinojos escribió "tárdase el Cid", frase que sus descendientes pusieron en el escudo familiar.


Inocular: Este moderno témino médico proviene del del latín oculus, que significa 'ojo', voz de la que también proviene ocular, 'parte de un microscopio o un telescopio que queda más cercana al ojo'. Los latinos crearon una metáfora por la que extendieron el significado de oculus al capullo de una flor. Esta metáfora no llegó hasta nosotros, pero sí inoculare que se usó en latín para designar el acto de injertar el capullo u otra parte de una planta. El sentido actual surgió en el siglo XVIII, con las modernas técnicas médicas de introducir (o inocular) antígenos en el organismo humano, aunque al comienzo sólo se refería al virus de la viruela. Este vocablo llegó al DRAE en 1803, definido como " comunicar o pegar a otro las viruelas por medio de cierta operación artificiosa". La edición de 1852 ya admitía la inoculación de virus de "cualquier mal contagioso", y en 1869 fue reconocida la segunda acepción señalada arriba.