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martes, 17 de mayo de 2011

Casos y cosas de la lengua española (mayo 2011)

caballo: El caballo es un antiguo amigo de los seres humanos, con los que comparte desde hace cinco mil años las duras faenas del campo y los peligros de las batallas, además de servirles como medio de carga y transporte. Los más antiguos antecesores del caballo, losHyracotheria, del griego hýrax, hýrakos ‘rata’ y odoús, odóntos‘diente’, que medían unos treinta centímetros de altura, vivieron en el Asia Menor hace tal vez cuarenta millones de años, pero fue necesaria una larga cadena evolutiva hasta llegar al Equus caballus, domesticado en el Cercano Oriente hace unos cinco mil años. Esta evolución ocurrió en varios continentes, incluso en las planicies de América del Norte, de donde esta especie desapareció por razones desconocidas hace alrededor de ocho mil a once mil años. Los romanos llamaron caballus a los caballos castrados o jamelgos, mientras que la designación general para este animal era equus, palabra procedente del término prehistórico indoeuropeo ekwo-; pero en el latín vulgar de la Edad Media, equus prácticamente desapareció, sustituido por nombres como cavallo en casi todas las lenguas romances, aunque dejó su huella entre nosotros en vocablos como ecuestre y equino, y también en el femenino yegua. No se conoce con certeza el origen de caballo, que había llegado al latín procedente de otras lenguas. Hay quien le atribuye un origen celta, pero la mayoría de los estudiosos creen que se trata de una palabra venida de Oriente, que de alguna forma llegó a la Galia y que desde allí se extendió a las lenguas romances. También se ha señalado la semejanza de caballo con la voz rusa kobyli ‘yegua’, aunque nunca se probó un posible parentesco entre ambos términos.

En otras lenguas romances, hoy se dice cavalo en portugués; cheval en francés; cavallo en italiano; mientras que en inglés se llama horse, y en alemán, Pferd.

inocente: En su acepción actual, el adjetivo inocente se aplica a aquellos que están ‘libres de culpa’ y a las personas ‘cándidas’, ‘sin malicia’. El Diccionario de la Academia también registra la acepción etimológica “que no causa daño”. La palabra española se deriva de la latina innocens, -ntis ‘el que no perjudica’, formada pornocere ‘dañar’, ‘perjudicar’, precedido por el prefijo privativo in-. Por su etimología, inocente está vinculada a nocivo, que también procede de nocere, a través de nocivus. Otra palabra que comparte la etimología de inocente y coincide con su significado primitivo es inocuo, del latín innocuus ‘que no hace daño’. Todos estos términos tienen un origen común: la raíz indoeuropea nek-, de la cual provienen también, entre otras, la palabra latina nex ‘muerte violenta’ y el prefijo latino necro- ‘muerte’, presente en necrología, necrópolis, etcétera.

mandinga: Se deriva de Manding, nombre geográfico, y también gentilicio, de un pueblo que habita en el África occidental; pero en español, principalmente en las zonas rurales de América, adonde el nombre llegó traído por esclavos africanos, es el nombre del diablo. En el portugués del Brasil, y también en varias regiones de Sudamérica por influencia brasileña, es el nombre de una hechicería que tiene por objeto ‘cerrar el cuerpo’ a los actos hostiles procedentes del exterior. En las zonas rurales americanas, esta palabra se vincula a todo lo que se refiere a brujerías o influencias sobrenaturales no explicadas por la religión. Así, en el norte de Argentina, los fuegos fatuos o luces mala, que brillan en la oscuridad debido a la combustión del fósforo al entrar en contacto con el oxígeno, se llaman farol de Mandinga o farol del diablo.

En el poema Martín Fierro, del argentino José Hernández (1834-1886), el personaje epónimo atribuye al diablo los fenómenos cuya causa no comprende: «Parece cosa ‘e Mandinga», dice Martín Fierro.

La palabra también llegó de África a Cuba, país que tuvo una intensa explotación de mano de obra esclava. Tal vez el poeta cubano Nicolás Guillén (1902-1989) haya sido el único autor latinoamericano que usó la palabra en su sentido original africano, como gentilicio:

Yoruba soy,

cantando voy,

llorando estoy,

y cuando no soy yoruba,

soy congo, mandinga, carabalí.


sadismo: Es el placer sexual basado en el ejercicio de actos de crueldad contra otras personas. La denominación de esta desviación fue tomada del nombre del escritor francés Donacien Alphonse Francois de Sade (1740-1814), debido al cruel erotismo de sus novelas Justine (1791) y Juliette (1798), entre otras. En su estudio del desarrollo psicosexual humano, Freud acuñó la expresión adjetiva 'sádicoanal' para referirse a una de las primaeras fases del desarrollo sexual infantil. Debido al parentesco que por oposición esta perversión mantiene con el 'masoquismo', los psicoanalistas aplicaron el término sadomasoquista para designar el comportamiento de una pareja formada por un miembro sádico y otro masoquista.