Por Joseph Mac Lean
Dos hechos fundamentales dieron fin al Renacimiento: (1) El descubrimiento de América, en 1492, Y (2) La reforma, inicada en 1517 por el monje Martín Lutero. El primero de esos hechos movió los intereses comerciales a otros puertos; así, Lisboa, Amberes y Amsterdam tomaron el lugar de Venecia, por ejemplo. Todo el comercio se movió hacia los nuevos territorios. El segundo de ellos dio paso a un incontenible torrente de discrepancias y disconformidad con el clero católico dominante hasta entonces. El nuevo cisma de la Iglesia Católica cambió la faz de Europa. Españoles, polacos, italianos, irlandeses y la mayoría de los franceses se mantuvieron leales al Papado, mientras el resto de Europa se fraccionaba en muchas iglesias nacionales bajo el control de los príncipes primero y luego de las monarquías.
Para Italia, el Cisma supuso el corte del flujo de las limosnas que habían hecho prosperar al país. Si bien el siglo XV había sido italiano, Alemania, España, Portugal, Holanda, Inglaterra y Francia tomaron su lugar en el siglo XVI. Los nuevos estados independientes de Roma generan un cambio en el sistema feudal, y el fin de las eternas luchas civiles por el poder. Se crea un sentimiento nacionalista y la creación de grandes mercados impulsa el capitalismo, lo que permite el desarrollo económico.
España: En pleno Renacimiento, el matrimonio entre Fernando de Aragón e Isabel de Castilla permite la fundación del Reino de España. En 1492, los reyes de España expulsan a los últimos árabes de Granada y envían a Cristóbal Colón que, por error, deviene en el descubrimiento de América. Hernán Cortés destruye el imperio azteca, y Francisco Pizarro arrasa el imperio Inca, más al sur. Un incontenible flujo de oro y otros metales preciosos convierten al siglo XVI en el Siglo de Oro español. España se convierte en el país más poderoso de Europa y el centro de un imperio en el que nunca se ponía el sol.
Francia: Luego de una tenaz lucha por el poder con los ingleses, que se extiende casi por cien años, para 1429, bajo el liderazgo de la Doncella de Orleans, Juana de Arco, los franceses expulsan a los invasores. Luego, Luis XI logra someter al país a su gobernación. Francia ahora libra sus primera guerra religiosa que se extiende por más de treinta años: "la guerra de los hugonotes" (1562-1598). Un hecho culminante de esta guerra ocurre en 1572, cuando el 25 de agosto de ese año, ocurre una masacre que pasaría a la historia como la "Matanza de San Bartolomé", cuando los católicos de París masacran a los protestantes. Este horror levanta un sentimiento de resistencia en contra de todo lo católico por toda Europa, lo que permite que Enrique IV, de la naciente casa de los Borbones tomé el poder. De él proviene el dicho popular, "París bien vale una misa", debido a que siendo protestante, se convirtió al catolicismo para pacificar el país, al garantizar la seguridad y propseridad de todos sus súbditos, incluidos los protestantes (Edicto de Nantes). Enrique IV sienta las bases del absolutismo y fortalece la posición de Francia bajo la mediación del Cardenal Richelieu.
Inglaterra: Para fines del siglo XV}, Inglaterra aún libraba la guerra de las Dos Rosas (debido a que las dos familias contendientes, los Lancaster y los York, llevaban una rosa en su blasón). Enrique VIII, de la casa de los Tudor, conquista el trono. Casado con Catalina de Aragón, tía del monarca español Carlos V, Enrique VIII solicita al Papa la anulación de su boda, debido a que no se le había dado un descendiente varón. Presionado por Carlos V, Roma deniega la solicitud del rey de Inglaterra, por lo que la Corona inglesa se distancia del Vaticano.
Enrique VIII se separa de Catalina y se casa con Ana Bolena, quien le da una hija (la futura reina Isabel I). Suprime todos los monasterios, reparte sus bienes entre sus vasallos y funda la Iglesia Anglicana bajo su mando. Funda una nueva nobleza protestante, fiel a la Corona más debido a la compulsión por preservar sus derechos y fortunas, que por asuntos de fe.
Es con Isabel I, la tercera sucesora de Enrique VII, cuando Inglaterra inicia su, hasta hoy, ininterrumpido período de dominación de la escena mundial. Durante su largo reinado (1559-1603) se produce un florecimiento cultural sin parangón. Y, miltar y políticamente, Inglaterra irrumpe en el escanrio muncial al ser derrotada, en 1588, la Armada Invencible, un imponente flota española enviada a sojuzgar a los ingleses.
Alemania: Debido al contacto comercial con Italia, los reinos y ciudades-estado alemanes del sur recibieron una importante influencia del esplendor italiano. Núremberg se convirtió en el centro de la artesanía, donde se trabajaban el oro y la plata con una maestría inigualable. Fue alli donde Alberto Durero condujo a la pintura alemana hacia el Renacimiento, inspirado por Da Vinci, Miguel Ángel y Tiziano. Sin embargo, Durero fue más que un pintor extraordinario. Fue el impulsor de las artes gráficas de Alemania y de Europa. Su obra se difundió mediante la prensa.
Alemania se las ingenió para monopolizar el mercado de los metales, rivalizando en Amberes con los portugueses, dueños del mercado de las especias.
Martín Lutero: Hijo de un minero, Lutero inició su vida religiosa en medio de una profunda crisis emocional. La lectura de un pasaje de las Escrituras cambiaría por completo su visión de la vida: "lo que puede salvar a un hombre no son sus buenas obras, sino únicamente la fe en la gracia de Dios". A partir de entonces, su carrera eclesiástica creció sin parar y fue nombrado profesor de la Universidad de Wittenberg, alcanzando el puesto de vicario general, administrador del obispo.
Mientras tanto, el papa León X había inundado Europa con los monjes mendicantes, quienes solicitaban dinero para las fastuosas construcciones de Roma y sus Cruzadas. A cambio del dinero, se ofrecían las indulgencias: "En cuanto el dinero suene en la cesta, el alma sube al cielo", recitaban los monjes y sus oyentes compraban. El 31 de octubre de 1517, Martín Lutero colgó un cartel en la puerta de la capilla del castillo de Wittenberg con las noventicinco tesis que argumentaban su rechazo a esa práctica papal. Había surgido la Reforma.
El Vaticano no se quedó tranquilo y envió a un representante especial a la Dieta de Worms para solicitar que Lutero se retractase. Al no conseguirlo, y contando con el apoyo de otros religiosos, intelectuales y los príncipes alemanes, Lutero rompió con Roma definitivamente y fundó la iglesia alemana. El constante flujo de dinero a Roma había cesado. Lutero estableció que la raíz del problema era que la verdadera autoiridad emana de las Santas Escrituras y no del papado. Lutero fue excomulgado y éste respondió con un escrito: "La cautividad babilónica de la Iglesia".
Lutero tuvo, sin embargo, que marcharse de Alemania, pero mediante el apoyo mediático pudo difundir sus escritos y enseñanzas por toda Europa. La Reforma había comenzado.
En 1521, Lutero publica la primera edición alemana del Nuevo Testamento, en cuya traducción participó Erasmo de Rotterdam. Para 1534, Lutero completa su obra al traducir el Antiguo Testamento al alemán. La Bioblia se convirtió en la obra literaria más importante. La Biblia no sólo se leía en la liturgia, sino también en los hogares y a solas, por puro placer. Ahora, se leía abiertamente, se interpretaba en el púlpito y se podía considerar abiertamente cualquier tema teológico a la luz de las Escrituras.
La Biblia de Lutero llenó las mentes populares. Debido al poder de la escritura de Lutero y al impluso de las Escrituras, todo resquicio de las mentes alemanas fue llanado de la Palabra de Dios. Una enorme cantidad de giros idiomáticos, dichos populares, figuras retóricas y metáforas fueron compartidos por todos, y Alemania se convirtió en una sociedad culta, y promovió la conciencia nacional alemana.
Pero, Lutero fue sólo el principio. Otros pensadores, más radicales, apelaron a su doctrina para sus propias demandas sociales o nacionales. La Iglesia universal, imperante en Europa hasta entonces, comenzó a ser reemplazada por iglesias nacionales en Inglaterra, Francia, Alemania, Suiza y los Países Bajos. Cada una de ellas quedó sometida a sus respectivos Estados. La Iglesia dejó de administrar la gracia divina y todas las tradiciones paganas fueron eliminadas. El cristianismo intentaba volver a sus raíces judías.
En el siguiente artículo veremos Las Guerras Religiosas de Europa.