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viernes, 4 de noviembre de 2011

Las bases culturales de Europa (III)

Por Joseph Mac Lean

Como resultado de la guerra de los hugonotes, el poder política concuerda en que para lograr la unidad e identidad nacional era necesaria la unidad religiosa. En Europa comienzan a librarse una gran cantidad de guerras religiosas. En 1618, estalló en Alemania una guerra que duraría 30 años y que postraría a la nación en la ruina y el debilitamiento del poder central. Mientras Francia e Inglaterra fortalecían sus capitales, París y Londres, Alemania se fragmentaba de nuevo distribuyendo el poder político en sus provincias, y lo que es peor, se desconectó un siglo de la vida cultural europea. Sólo la música intentó mantener un nexo visible.

La Contrareforma: La Iglesia Católica no se quedó con los brazos cruzados ante la pérdida de tanto dominio y riqueza; pero antes de reaccionar, tuvo que reformarse a sí misma. Por eso, de 1545 a 1563 convocó al Concilio de Trento. Los primeros frutos de este intento fue la recuperación para el catolicismo de Polonia, toda Francia y gran parte de Alemania.

Igualmente, Carlos V, un hábil político tuvo una razón de peso para no devolver el golpe a los protestantes. Los turcos otomanos, convertidos hacía pocos siglos al islamismo, amenazaban a Europa, por su flanco oriental. Paulatinamente, los turcos había penetrado en los Balcanes y muchos cristianos eslavos se habían convertido en musulmanes a fin de mantener sus privilegios militares y posesiones. En 1453, tomaron por asalto Constantinopla, dando fin al Imperio Bizantino, el último rezago del glorioso imperio romano. De inmediato, la convirtieron en su capital, llamándola Estambul.

Mientras en el este, los musulmanes obtenías dominio tras dominio, había empezado a declinar en el occidente. En 1526, Solimán el Magnífico conquista Hungría, y en 1529 asedian Viena, a las puertas del imperio de Carlos V. Si quererlo, los turcons contribuyeron a la expansión de la Reforma. El Emperador no podía permitirse arremeter contra los protestantes y sumir a la cristiandad en una guerra religiosa que hubiese facilitado a los turcos su entrada triunfal en Europa.

Holanda: Holanda y Bélgica estaban bajo el cuidado de una virreyna que residía en Bruselas. En 1579, los Países Bajos (Holanda) rechazaron la autoridad del rey (Felipe II) y se proclamaron como república independiente. Para 1648, luego de una cruenta guerra de treinta años, Holanda obtuvo su completa independencia. Mientras tanto, había alcanzado la hegemonía marítima y había arrebatado muchas colonias a Portugal en África, Asia y el Caribe. Ámsterdam había reemplazado a Amberes como centro financiero y comercial del mundo de entonces. Como suele suceder, luego del auge económico viene el auge o apogeo cultural. La libertad de pensamiento, la cultura del libro y la tolerancia hallaron refugio en Holanda. Ámsterdam se convirtió en la "Nueva Jerusalén" para los judíos desplazados de otras partes de Europa. Su presencia no dejaría de ser notada en las artes y el comercio.

La ciencia y la religión: Hasta 1540, imperaba la concepción geocéntrica del universo (todo gir en torno a la Tierra). Ese año, Georg Joachim Rheticus, profesor de matemáticas de la Universidad de Wittemburg, publicaba su primer informe sobre los trabajos de Nicolás Copérnico, nacido en Torun. Copérnico afirmaba que los movimientos de los planetas se explicaban mejor si se supone que es la Tierra la que gira alrededor del Sol, y no al revés. La Iglesia se indignó, y hasta Lutero rechazó esta teoría.

Galileo Galilei, años más tarde, insinuó que Copérnico tal vez pudiese tener razón. , y auqnue se retractó públicamente, secretamente mantuvo la misma idea. La Iglesia veía consternada como su edificio de fe se deterioraba rápidamente ante el ataque de la revolución coperniana. La terquedad de la Iglesia abrió las puertas a la mitología y la superstición. La astrología cobró fuerza, lo que hizo prosperar el negocio de magos y charlatanes. La ciencia quedó postergada bajo la amenza del descr´dito, la tortura y la muerte en la hoguera. Pero no por mucho tiempo.

La sociedad : Durante la Edad Media, la sociedad europea la conformaban no sólo los hombres, sino una multitud de ángeles, demonios, santos, los espíritus de los muertos y el demonio. La Reforma limpió la sociedad de muchos intermediarios entre Dios y los hombres, que incluían una variedad de duendes, gnomos, hadas, mostruos, y una variedad infinita de espíritus animalescos. Ahora sólo quedaba el diálogo entre Dios y los hombres... nada más. La Biblia vuelve a cobrar una importancia vital en la sociedad.

La escritura irrumpió en la sociedad europea, lo que abrió una inmensa posibilidad de difusión cultural y del libre pensamiento. La Iglesia, una vez más, se cerró en sí misma, conservando toda su fauna mística, contrario a lo que sucedía en el resto de Europa. La Iglesia representaba el viejo poder que se negaba a morir; los nuevos poderes, ya arraigados, impulsaban el progereso material, cultural y filosófico. La ciencia iniciaba una larga carrera por prevalecer.

Nadie como William Shakespeare ilustra esa etapa (el siglo XVI) de convulsión y controversia. Sus obras están llenas de personajes reales, unos comunes y corrientes, otros estrambóticos; unos reales, otros estrambóticos y hasta ridículos. Sus obras se llenan de brujas, demonios, espíritus y gnomos, Una mezcla controversial de amores tiernos y de la brutalidad más abyecta; de la mayor fidelidad hasta alos celos y odios más enfermizos imaginables. En cada una de sus obras, Shakespeare combian infiernos tenebrosos, amores deseperados luchas maquiavélicas, superticiones, enseñanzas morales, que no hacen sino reflejar el mundo del siglo XVI: la lucha de los católicos y los protestantes por el dominio del más grande de todos los territorio concebibles: la mente humana. Desde su "Otelo: el moro de Venecia", pasando por "Shylock", "Falstaff", "Macbeth", "Lear", o su famosísimo "Romeo y Julieta", Shakespear revela una conocimiento de lo que eran los sentimientos de la cultura europea de su tiempo, que dieron origen a la era moderna, que es imprescindible leerlo.

Sin embargo, faltaba una etapa más: La Ilustración, que trataremos en el último capítulo de esta serie.