La Biblia declara que "toda Escritura es provechosa..." (2 Timoteo 3:16). Por eso, algunos se han preguntado de qué provecho es el Evangelio de Juan.
Se reconoce universalmente que el apóstol Juan compuso este evangelio, pero son principalmente las llamadas "pruebas internas" que lo confirman. El escritor era judío y estaba bien familiarizado con los asuntos y opiniones judías (Juan 12:34). Conocía muy bien el territorio en donde Jesús llevó a cabo su ministerio (Juan 1:28; 19:41). Sus descripciones demuestran que fue testigo ocular de muchas de las cosas que escribe (Juan 4:6; 6:5, 7; 18:10; 19:14). Conocía de cerca a Jesús, incluso sus sentimientos y emociones (Juan 6:5, 6, 61; 11.33; 13:21). Debió pertenecer al grupo íntimo de los apóstoles, y estaba muy familiarizado con los pensamientos y sentimientos de ellos (Juan 11:13; 12:16; 21:4).
Todas esas y otras credenciales nos aseguran que el Evangelio de Juan está lleno de información útil para el desarrollo de una firme fe cristiana (Juan 20:30, 31; 21:25). Por eso es necesario hallar los puntos más provechosos de este inigualable relato, que contiene más de 90% de información complementaria que no se halla en ningún otro evangelio. Para cuando Juan escribió su relato de la vida y ministerio de Jesús para fines del siglo primero, ya contaba con unos 70 años de fiel servicio, el templo de Jerusalén había sido arrasado unos 30 años antes y todo el arreglo de adoración judío había cesado para siempre. Por eso se dice que su relato es para la "Iglesia Universal", es decir para todos los cristianos esparcidos hasta la parte más lejana de la tierra, incluidos nosotros hoy en día.
Aunque el apóstol Juan fue muy cuidadoso al escoger la información que escribiría, no cabe duda que como en el caso de otros escritores bíblicos también fue guiado por el espíritu santo (2 Pedro 1:20-21), y tenía un noble propósito (de principio a fin): proclamar que Jesús es el Hijo de Dios (Juan 1:14; 20:31), y en eso centra su relato.
Juan empieza a narrar la estrecha relación que existía entre Jesús y su Padre, Jehová Dios (aunque no usa el nombre personal de Dios en esta parte) (Juan 1:18), y vez tras vez destaca la posición de sujección del Hijo respecto al Padre (1:18; 5:19, 43; 10:29, 36; 20:17). Así, tenemos un visión completa de que aunque Jesús es fundamental para la salvación de la humanidad (Juan 1:29; 11:25; 14:6), simplemente él cumplió con la voluntad de su Padre, quien es el verdadero organizador del maravilloso y amoroso arreglo del sacrificio de rescate (Juan 3:16, 36). Por eso, Juan también destaca la labor de Jesús como "rey" (Juan 1:49; 12:13; 18:33), "juez" (Juan 5:27) y "mediador" (Juan 14:26; 15:26), pero sin dejar de reconocer que "el Padre es mayor" que el Hijo (Juan 14:28; 16:7). Por eso, destaca que la vida eterna significa el conocer al único Dios verdadero [el Padre] y del enviado, Jesucristo (Juan 17:1-3), lo que se hace necesario para no caer en el error común de 'adorar lo que no conocemos' (Juan 4:22).
Juan usa las palabras "amor" y "amado" más veces que los otros evangelistas (Juan 3:16; 11:5; 12:43; 13:23, 34-35; 15:13, 17; 17:23-26; 21:15-17). No es de extrañar que en otro escrito, Juan destacara que "Dios es amor" (1 Juan 5:8) y trata a sus hermanos cristianos por el cariñoso término "amados" (1 Juan 2:7; ; 3:2, 21, 4:1).
Juan se destaca por su lealtad inquebrantable a la verdad y a su ministerio; así, no deja de revelar con mayor detalle a los traidores, opositores y cobardes, dando incluso sus nombres en algunos casos (Juan 3:1-2; 6:66; 8:44; 12:4-6; 13:27; 18:15-27; 19:7, 12, 38).
De los cuatro evangelistas, Juan es el que más información y advertencia provee respecto a "no ser parte del mundo" (Juan 17;16; compare con 1 Juan 2:15-17). De muchas maneras, Jesús les habló para que 'no se les haga tropezar' (Juan 16:1) y les advirtió acerca de la terrible persecución de que serían objeto luego de su muerte (Juan 16:2-7, 20, 31).
A pesar de que Juan usa pocas veces el nombre personal de Dios, Jehová, en su evangelio (Juan 1:23 -comparar con Isaías 40:3; 6:45 -comparar con Isaías 54:13, Juan 12: 13- comparar con Salmos 118:26; 12:38 -comparar con Isa 53:1) , es el único que destacó el vivo deseo de Jesús de declararlo y darlo a conocer, con todo lo que eso implica (Juan 17:6, 25-26), estableciendo un modelo para la predicación moderna de las buenas nuevas.
También es digno de destacar la importancia que Juan le dio a la luz, pues emplea esa palabra más de veinticinco veces en su evangelio (Juan 1:4-5, 7-9; 3:19-21; 5:35; 8:12; 9:5; 11.9-10; 12:35-36; 16:21), pero destacando que Jesús es "la luz del mundo" (Juan 8:12). Por eso probablemente, es Juan quien destaca que Nicodemo vino a Jesús "de noche" (Juan 3:1-2), y aunque respetuoso y considerado, Jesús en su respuesta incluyó la importancia de 'venir a la luz' y repudiar 'la oscuridad' (Juan 3:19-21), un ejemplo que todos debemos seguir.
En realidad, este es sólo un breve repaso de los puntos provechosos del evangelio de Juan, que usted de su lectura podrá ampliar y compartir con otros, si ese es su deseo.