El consumo de tabaco no sólo aumenta las posibilidades de desarrollar un cáncer de pulmón sino también de vejiga. Hasta ahora, se pensaba que los fumadores tenían un riesgo tres veces superior al de la población de sufrir esta enfermedad, pero un nuevo análisis indica que es aún mayor.
A pesar de que la tasa de fumadores ha descendido en EEUU y otros países occidentales en las últimas décadas, la incidencia del cáncer de vejiga se ha mantenido estable en todo este tiempo, con unos 350.000 nuevos diagnósticos al año en el mundo.
Este desacompasamiento entre las cifras de esta enfermedad y su factor de riesgo mejor establecido hizo reflexionar a los responsables de este estudio, procedentes del Instituto Nacional del Cáncer de EEUU. Trabajos previos indicaban que el riesgo que supone fumar podría haber aumentado en este tiempo, atenuando el efecto positivo del abandono del tabaco.
"La composición de los cigarrillos ha cambiado en los últimos 50 años, con una reducción de la nicotina y el alquitrán pero también con el aumento en la concentración de carcinógenos específicos, incluyendo la beta-naftilamina, un conocido inductor del cáncer de vejiga", explican los autores en las páginas de Journal of the American Medical Association.
Así que cogieron los datos de cerca de 500.000 personas que formaban parte de un estudio de los Institutos Nacionales de Salud de EEUU (NIH) y analizaron la relación entre el consumo de tabaco y el riesgo de cáncer de vejiga. Durante los 11 años de seguimiento de los participantes, 3.896 hombres y 627 mujeres desarrollaron esta enfermedad.
Al comparar sus hábitos tabáquicos con los del resto, los autores comprobaron que el tabaco aumenta el riesgo de tener un cáncer de vejiga pero, en lugar de tres veces más -como se pensaba hasta ahora-, los fumadores tenían cuatro veces más opciones de padecer este tumor. En el caso de aquellos que habían fumado en el pasado, el riesgo era 2,2 veces superior. "Estas observaciones coinciden con aquéllas realizadas previamente en el cáncer de pulmón, en donde los cambios en el diseño de los cigarrillos se han vinculado con asociaciones más fuertes [del riesgo] con el tabaco", señala el trabajo. Esta alteración en la composición "podría haber fortalecido también la relación entre fumar y el cáncer de vejiga", añade.
A pesar de que la tasa de fumadores ha descendido en EEUU y otros países occidentales en las últimas décadas, la incidencia del cáncer de vejiga se ha mantenido estable en todo este tiempo, con unos 350.000 nuevos diagnósticos al año en el mundo.
Este desacompasamiento entre las cifras de esta enfermedad y su factor de riesgo mejor establecido hizo reflexionar a los responsables de este estudio, procedentes del Instituto Nacional del Cáncer de EEUU. Trabajos previos indicaban que el riesgo que supone fumar podría haber aumentado en este tiempo, atenuando el efecto positivo del abandono del tabaco.
"La composición de los cigarrillos ha cambiado en los últimos 50 años, con una reducción de la nicotina y el alquitrán pero también con el aumento en la concentración de carcinógenos específicos, incluyendo la beta-naftilamina, un conocido inductor del cáncer de vejiga", explican los autores en las páginas de Journal of the American Medical Association.
Así que cogieron los datos de cerca de 500.000 personas que formaban parte de un estudio de los Institutos Nacionales de Salud de EEUU (NIH) y analizaron la relación entre el consumo de tabaco y el riesgo de cáncer de vejiga. Durante los 11 años de seguimiento de los participantes, 3.896 hombres y 627 mujeres desarrollaron esta enfermedad.
Al comparar sus hábitos tabáquicos con los del resto, los autores comprobaron que el tabaco aumenta el riesgo de tener un cáncer de vejiga pero, en lugar de tres veces más -como se pensaba hasta ahora-, los fumadores tenían cuatro veces más opciones de padecer este tumor. En el caso de aquellos que habían fumado en el pasado, el riesgo era 2,2 veces superior. "Estas observaciones coinciden con aquéllas realizadas previamente en el cáncer de pulmón, en donde los cambios en el diseño de los cigarrillos se han vinculado con asociaciones más fuertes [del riesgo] con el tabaco", señala el trabajo. Esta alteración en la composición "podría haber fortalecido también la relación entre fumar y el cáncer de vejiga", añade.