¿Qué vas a llorar el día en que me muera?
Eres libre, y harás lo que tú quieras,
así como te burlaste de mi amor sincero,
y buscaste mi perdón, y un regreso,
a esa dicha que era nuestro sueño.
¿Por qué esperar a que en polvo,
o tal vez en cenizas me convierta?
Si sé muy bien que no te importa.
Lo que sí sé es que en ese amargo día,
mi amor y mi odio habrán perecido.
¿Qué pensabas al querer librarte,
de este tonto, apasionado y loco?
Si cada vez que toqué tu cuerpo,
Deje una huella indeleble, una eterna,
que te acompañará aunque no quieras.
Estaré muerto, eso es cierto,
muerto sí, mas nunca en el olvido;
viviré en ti cuando una leve brisa
roce tus labios o tu pecho, y algo tardío,
en un suspiro, pronunciarás mi nombre.