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sábado, 23 de febrero de 2013

Un paseo por el legendario soul de Atlantic Records

Cuando se habla de soul, lo más normal es que salgan los nombres de Motown o Stax como los de las dos grandes fábricas del género que alumbró a Marvin Gaye u Otis Redding. Pero, en el mundo de la industria discográfica, ningún sello ha hecho, posiblemente, tanto por el sonido de la América negra como Atlantic Records, la compañía musical independiente más importante del siglo XX.
Más allá de su excelencia en el jazz, el R&B, el blues o el pop, Atlantic jugó un papel crucial en el desarrollo del soul durante su edad dorada. Fundada en 1947 por Ahmet Ertgun, hijo de un embajador turco, y Herbe Abramson, un dentista, la compañía se erigió rápidamente en una de las bases más sólidas del R&B norteamericano, dando la alternativa a vocalistas y bandas que recogían el sonido de las grandes metrópolis. Apasionado del jazz, Ertegun, alma y cabeza pensante de Atlantic, sintió la llamada de crear su propia discográfica y dar rienda suelta a su pasión tras conocer a gente como John Hammond o George Avakian, dos blancos que, como productores y cazatalentos en Columbia Records, estaban detrás de los lanzamientos del jazz y entendían y hacían por difundir la riqueza de la cultura musical negra.
 
 
Ertegun compartía ese sentimiento de amor por el arte afroamericano. Por eso, el sello surgió con la pretensión de ser una alternativa artística y comercial para la música negra. Como se puede comprobar en la didáctica caja Atlantic. R&B. 1947-1974, reeditada por Rhino hace unos años, el sello ofreció variedad de excitantes sonidos, protagonizados por Professor Longhair, Ruth Brown, Joe Morris, The Clovers, Joe Turrner, LaVern Barker o The Drifters. Formada por ocho discos, más de 200 canciones, esta caja muestra una visión global del desarrollo sonoro que se coció en sus estudios de grabación y lo difusa que, a finales de los cuarenta y principios de los cincuenta, era la frontera en la que se movían el jazz y el R&B. Y en el caso de Atlantic se intentaba, además, ofrecer composiciones con un interesante cáracter popular, pensadas para el gran público. Música negra con cierto propósito pop.
 
Aretha Franklin


Ray Charles
 
Si bien con esta caja se pueden conocer las raíces sonoras que hicieron nacer el soul y, asimismo, muchas de las canciones del género grabadas en los sesenta y setenta, entre las que se incluyen las de Aretha Franklin, Wilson Pickett, Roberta Flack o The Spinners, no es la única caja que permite al amante de los sonidos negros acercarse al fantástico legado de Atlantic. Más interesante para conocer el valor del soul en la compañía de Ertegun es Atlantic. Soul Legends. Veinte álbumes originales que Rhino (otra vez) recopila por orden cronológico, empezando por What’d I Say de Ray Charles y acabando por The Show Must Go On de Sam Dees. La caja refleja la asombrosa evolución del soul en la compañía.
Conviene recordar que 1953 fue el punto de inflexión para Atlantic. Año de la llegada de Jerry Wexler, otro blanco apasionado del ritmo negro, que acabaría convirtiéndose en la mano derecha de Ertegun. Porque si el soul se expandió en Atlantic fue gracias a este periodista de Billboard metido a productor, personaje clave en la historia del sello y un auténtico oído de oro. De él es muy conocido que acuñó el término rhythm and blues para sustituir la despectiva etiqueta de race music (música racial), pero también fue él quien empezó a nombrar a los singles potentes de los músicos negros como soul hits. Lo que le movía era la pasión por la música, por el trabajo entre las cuatro paredes de un estudio de grabación.
De esta forma, de sus oídos y sus manos salieron muchos de los más grandes éxitos del soul, formando parte de las sesiones, normalmente celebradas de noche y cubiertas de humo de cigarros, de Ray Charles, Solomon Burke o Ben E. King. En la box-set, Atlantic. Soul Legends se recogen estos álbumes esenciales. Nadie duda de que What’d I Say (1959) de Ray Charles fue el magnífico punto de partida. A las teclas de su vivaz piano, el hijo favorito del Estado de Georgia se desquitó del traje de los domingos para ir a la Iglesia y se recreó en otras pasiones más terrenales. Con su magistral álbum, estaba poniendo las bases para el incipiente soul.
Soul. Música del alma. Decía Solomon Burke, quien registró el imprescindible If You Need Me (1963) incluido en Atlantic. Soul Legends, que “no tiene nada que ver con el color de tu piel, de dónde vengas o lo que tengas. Tiene que ver con cantar con el corazón, el alma. Cantar con sinceridad”. A decir verdad, las palabras de Burke son tan universales de lo que verdaderamente importa en el arte de la música que sirven para el rock, el country, el flamenco o cualquier estilo. Pero lo cierto es que el soul reflejó, de forma honesta y cautivadora, el estado del alma de la población negra en los sesenta y setenta, sus aspiraciones y sus frustaciones, su realidad mundana.
Los esfuerzos de Wexler se centraron además por hacer llegar la música negra a las grandes audiencias, sacándola del reducido círculo racial de listas independientes. Bajo el puño de hierro de Berry Gordy Jr. y toda su tropa de músicos de primera clase, Motown lo consiguió con su soul ligero, de brillante ropaje pop. Atlantic, por su parte, se hizo dueño de otros sellos más pequeños como Atco o East West, pero el empeño de Wexler fue conseguir los derechos de Stax y llevar el sonido sureño, más visceral y musculoso, al gran público. En este sentido, en Atlantic. Soul Legends, dentro de su peculiar recorrido por los avances del soul, citan el potente Waking On The Dog (1964) de Rufus Thomas, el vibrante In The Midnight Hour (1965) de Wilson Pickett, el mágico Otis Blue (1965) de Otis Redding o el hechizante Sweet Soul Music (1967) de Arthur Conley. Adiós a las reminiscencias gospel y su mantra religioso. Puro soul carnoso, orgásmico. 

Citas y Frases Célebres Febrero 2013: Felicidad

Nunca somos tan felices ni infelices como pensamos. Francois de la Rochefaucauld

El hombre feliz es más raro que un cuervo blanco. Juvenal

Cada uno es tan infeliz como cree. Giacomo Leopardi

Un hombre feliz es un bien común.. George Chapman

Nadie es feliz sino por comparación. Thomas Shadwell

No entiendo por qué el que es dichoso bucas mayor felicidad. Cicerón

La felicidad es interior no exterior; por lo tanto no depende de lo que tenemos, sino de lo que somos. Henry Van Dyke

Lo mejor que podemos hacer en favor de los que amamos es seguir siendo felices. Alain

La felicidad que se vive deriva del amor que se da. Isabel Allende

No hay más que una manera de ser feliz: vivir para los demás. León Tolstoi

Ningún hombre es feliz a menos que crea serlo. Publio Siro